--𝓑𝓸𝓾𝓰𝓱𝓽 𝓵𝓸𝓿𝓮--

-46-

"—buenos días princesa

Me secuestraste—

—y tú ibas a robarme, yo lo llamaría prensar rápido"

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—no olvides comentar y votar⭐️—

¿Alguna vez han estado en esa situación donde el tiempo pasa tan rápido, pero tú cerebro va lento?

Honestamente yo estoy pasando por eso en estos momentos.

1 hora antes de la boda...

—Ya están llegando más invitados—avisó Verónica entrando al cuarto con una sonrisa—¿Cómo va la novia?

—Ya tuvo dos crisis existenciales, un ataque de ansiedad, lloro por cinco minutos y ahora está enojada porque perdió el collar que le había comprado a una clase de señora bruja o adivina—respondió Cheryl que terminaba de pintar sus labios de un rojo brillante e intenso.

—Yo lo dejé aquí—gruño Betty buscando entre los joyeros que tenía en el tocador—estoy segura.

Verónica frunció el ceño—¿El collar tiene una flor como dije?—preguntó extrañada.

La miró señalándola—¡Si, exacto!

—Oh, esta en la cocina—dijo encogiéndose de hombros.

La pelirroja la miró con una mueca confundida preguntándose porque alguien dejaría un collar en la cocina.

—Oh cierto... lo deje esta mañana que baje y fuimos de compras—recordó divertida—iré por el, ahora vuelvo.

Betty se dirigió a la puerta pero esta fue bloqueada por Verónica que le impidió salir.

—¡Espera!—soltó la morocha—yo iré por el, recuerda que Jughead aún no puede verte porque es de mala suerte—asintió.

Rió—solo iré a la cocina, dudo que Jughead vaya a ir, además seguro esta saludando a todos—le restó importancia para poner la mano sobre la perilla.

Pero Verónica puso su mano sobre la de ella impidiendo que la girara.

Levantó una ceja—¿V? Solo iré a la cocina.

—¿Prometes que solo iras a la cocina?

—Si—respondió divertida pero luego frunció el ceño—¿Por qué no quieres que vaya a otros lugares que no sean la cocina?

—Porque...

Verónica miró a Cheryl que le dio una mueca para que no hablara sobre la sorpresa.

—Porque puedes encontrarte a Jughead y tu boda será un desastre—dijo inocente.

—¿Segura qué es solo eso?—cuestionó presionándola con la mirada.

Verónica asintió aún que su pecho se encogió de la presión, francamente mantener sorpresas en sorpresas no era su fuerte ya que sucumbía al deseo de anunciar todo.