--𝓑𝓸𝓾𝓰𝓱𝓽 𝓵𝓸𝓿𝓮--

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"—buenos días princesa

Me secuestraste—

—y tú ibas a robarme, yo lo llamaría prensar rápido"

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—no olvides comentar y votar⭐️—

—¿Reggie?

—¡Jughead!

Betty gritó poniendo sus manos en el volante para girarlo y así, por poco, esquivar uno de los tantos coches que casi chocaban con ellos al pasarse el alto. El peli negro volvió a tomar el volante hechando una última mirada al retrovisor y ya no ver al auto que los seguía, seguro había parado en el alto.

—¿¡Que mierda Jughead!?

La rubia tenía la respiración agitada y su expresión claramente era de molestia. Jughead igualmente por la impresión se orilló a un costado de una calle a unas cuantas cuadras de la casa. Volvió a mirar por el retrovisor haciendo explotar a Betty quien ya había notado su acción que casi los mataba.

—¡Deja de mirar el puto retrovisor! ¡Casi nos matas! —volvió a gritar tomando su rostro para que la volteara a ver.

—Perdón, me distraje —suspiró bajando la mirada controlando su respiración voluntariamente.

Pero no tuvo que pensar mucho para saber que sí aquel auto donde el hombre que los seguía era Reggie —que claro que lo era— tendría que ser obra de su padre en un intento de controlar su vida como lo ha estado haciendo desde el día que nació. Sus manos volvieron a ponerse en el volante cuando la rubia soltó aire y se acomodó en el asiento mirando por la ventana sin pensar algo particularmente, por su parte Jughead sentía la ira y la frustración correr por sus venas al saber que ni siquiera podía salir a comer con Betty sin ser seguidos, lo único que podría decir es: "típico de Jones".

Cuando el auto frenó agresivamente frente a la entrada principal de la casa, el peli negro salió del auto olvidando a la rubia que quedó desconcertada, le aventó las llaves al chico que llevaba los autos al garage quien le abrió cortésmente la puerta del auto a Betty que rápidamente lo siguió al interior de la mansión.

Los zapatos de Jughead iban resonando en el piso fuertemente y marcando un camino hasta la que se suponía que era su oficina. Al abrir la puerta, llamó la atención de su padre al instante, quien estaba cómodamente sentado en su silla.

—¡Jug! ¿Qué su —Betty calló al ver  el dedo de este que apuntando a Fp.

—¡Tu! —remarcó su acusación firme y más que molesto —Tú... me tienes casado.

Gladis llegó a la escena mirando a la rubia que estaba igual de confundida que ella.

—Hijo... —comenzó a levantarse lentamente con las manos en señal de inocencia —¿qué sucede?

—"¿Qué sucede?" —repitió irónico —. Sucede, que estoy cansado de ti, papá, estoy cansando de tus manipulaciones y de que controles mi vida desde el puto día que nací.

—Por dios Jughead... ya lo hemos hablado.

—No. Jamás lo hemos hablado —aseguró serio acercándose —. Jamás... hemos hablado de la mierda qué haces, que le haces a mamá —señaló a la peli negra—, que me haces a mi-