--𝓑𝓸𝓾𝓰𝓱𝓽 𝓵𝓸𝓿𝓮--

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"—buenos días princesa

Me secuestraste—

—y tú ibas a robarme, yo lo llamaría prensar rápido"

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—no olvides comentar y votar⭐️—

La rubia acababa de dar tal vez la confesión más grande de su corta vida hacia Verónica, en ese mismo momento que había soltado sus palabras y ver los ojos de la morocha abrirse un poco más de lo habitual, supo que había sido una mala idea, estaba por retractarse o tratar de desviar el tema con una risa o gesto, pero, para su sorpresa, Verónica fue quien le robó la carcajada y sin decir nada, darse vuelta y seguir con sus días de vacaciones.

No volvieron a tocar el tema. Eso era en parte bueno para Betty quien maduramente, decidió olvidar a aquella mujer y dejarla vivir su vida libremente.

En único problema... era que no sabía si ella estaba a salvo, no por ahora.

—Creo que llegaron —soltó emocionada Gladis al escuchar el sonido de la puerta principal abrirse, seguido de pisadas, voces, y maletas —. ¡Ah, llegaron! —afirmó al encontrarlos efectivamente a metros de la entrada.

—Solo esas por favor —pidió amablemente Betty al hombre que llevaría sus maletas a su habitación para así inmediatamente ser abrazada eufóricamente por su suegra.

—Que bueno que llegaron, estábamos extrañándolos demasiado —chillo separándose para pasar a Jughead quien le dio un abrazo y un beso en la mejilla.

—¿Y papá? —preguntó curioso al no verlo presente.

—Oh, ya sabes como es tu padre, seguramente este en tu oficina trabajando.

Al escuchar aquello, las cejas de este se juntaron desconcertado y se dirigió a su oficina donde después de abrir la puerta sin tocar, efectivamente estaba Fp en su silla.

—Ya llegaron —soltó un poco más como pregunta al ver a este cerrar la puerta —. Creí que duraría más su luna de miel.

—Mamá me dijo que estabas... ¿trabajando? —inquirió serio pero a la vez sosteniendo su ceño fruncido.

El mayor miró los papeles que estaban sobre el escritorio y asintió.

—Tómalo como una ayuda.

—Papá-

—¿Qué pasa hijo?

Este cerró los ojos y suspiró dando pasos hacia el frente.

—Papá, no necesito tu ayuda.

—Tu no, pero al parecer ese muchacho, Liam, tal vez deberías despedirlo —opinó.

—¿Qué? No, Liam lleva tiempo conmigo- eso no importa —hizo una mueca volviendo al tema —. Me dijiste que te jubilarías.

—Lo haré —asintió —quiero estar el tiempo que me queda aquí con mi familia.

—Si bueno..., si, estoy de acuerdo. Pero, si vas a dejar de hacer tus cosas, no puedes venir y hacer las mías.