Almas Puras | 1 [COMPLETA]

CAPÍTULO 23

Bajo a la cafetería huyendo de mis pensamientos mientras mi panza comienza a rugir implorando por comida. Cuando entro por el gran umbral me siento ahogada por la cantidad personas que caminan de aquí a allá con bandejas en la mano, pero eso se esfuma cuando lo veo a él mirándome con una sonrisa en su rostro mientras me hace una señal para que vaya.

Sonrío y comienzo a caminar hacia él, sin embargo, mi paso es detenido por un cabello rubio brillante que me obstruye mi vista. Me detengo mirando a Zlara con una ceja alzada. Está mujer no podía simplemente caminar como alguien normal, tenía que mostrarse y exhibirse ante todos.

Su rostro se gira para mirarme con asco.

—Oh, mira a quién tenemos aquí—dice con desdén mientras me da una sonrisa falsa—, la novata humanista.

La miro a los ojos con firmeza para que sepa que no me interesa entrar en disputas ridículas con ella; pero la calma jamás dura lo que debería durar. En cuento amago para avanzar, su boca se vuelve a abrir:

—¿Ahora nos dirás que no estabas aliada con esas escorias? —pregunta—. Eso te hace una escoria a ti también pequeña, una traidora, ¿acaso quieres ser una humana?, ¿hubieras preferido nacer con un alma negra? O tal vez ya la tienes podrida.

Mi paciencia suele ser alta, porque con los años he tenido que aguantar cosas peores que la voz de esta chica; sin embargo, ella me saca de mis casillas más rápido de lo que puedo procesar. No confío en ella, a lo mejor su alma es más negra de lo que quiere admitir.

—Oh, Zlara —digo imitando su tono condescendiente—, no te das cuenta de que, si quisiera ser humana, eso nos haría enemigas..., y yo no quiero eliminarte... aún.

Retomo mi paso tratando de ignorarla cuando vuelve a llamarme traidora, lo que me tiene sin cuidado.

—Tus padres estarían decepcionados de ti; dos ejemplares Psyque Prota viendo cómo su hija se rebaja al nivel de un humano.

Mis piernas se detienen en su sitio al oír su asquerosa voz evocando a mis padres. La furia se trepa por mi cuerpo y me hace sentir pesada.

—Tú no sabes nada sobre mi —digo con la voz suave mientras me comienzo a girar para encararla—. La única que cree que eres una princesa, eres tú, así que deja de actuar como una, porque te sale pésimo y terminas pareciendo una loca de circo. Y si me disculpas, debo seguir mi camino hacia mi novio, porque seguramente es más interesante que tu palabrería llena de rencor hacia ti misma —digo mientras sonrío con superioridad y me giro con la satisfacción de haber visto su cara contraída en una mueca de terror.

Al fin llego a los brazos de Blake y él me envuelve acariciando mi cabello.

—Si alguien tenía que ponerla en su lugar sin dudas ibas a ser tú. No creí que fueras tan fría y dura —dice con un tono insinuante mientras una sonrisa perversa se instala en su rostro.