Almas Puras | 1 [COMPLETA]

CAPÍTULO 5

Han pasado varios días desde que alguien intento matarme, y solo me he concentrado en entrenar y tratar de entablar una relación con los dos Psyques, pero cada vez se hace más difícil. Blake adopto una posición distante y ya no me dirige la palabra. Tampoco es que antes me hablara mucho, pero también decidí alejarme, porque no debería estar de amistosa con él.

He tratado de hablar con Kaeil. Él es un poco más amable, pero se nota que odia a los humanos, porque su trato siempre es distante y, al igual que Blake, no se relaciona mucho con los demás.

Decido levantarme de la cama y me pongo un conjunto deportivo color rosa, pues hace días he querido recorrer el bosque.

Salgo al exterior y comienzo a trotar en dirección al frondoso bosque. El saliente sol me saluda con sus rayos calurosos. Cuando estoy en el límite, mi corazón se ensancha y me adentro al desconocido lugar.

A medida que voy caminando los árboles comienzan a verse más y más grandes, y diferentes plantas que desconozco se alzan mostrando sus diversos y potentes colores. Una brisa se pasa de forma irregular por el ambiente y cierro los ojos. Me siwnto libre y sin ninguna preocupación. Llega un punto en el que estoy tan adentrada en el bosque que lo único que veo es eso, ni el cielo, ni las fronteras, solo gruesos troncos café y tierra cubierta por millones de hojas secas, haciendo que lo único que se escuche en el ambiente es el crujir de estas cuando doy un paso.

La sonrisa en mi cara es prácticamente imborrable al ver la belleza natural en su máxima expresión. Me desvío, comenzando a caminar hacia la derecha. Los árboles parecen guiarme, mostrándome un pequeño camino lleno de minúsculas rocas con los troncos a sus costados. Entonces miro hacia arriba y diviso un hermoso cielo azul, carente de nubes, que hacen que el potente sol destaque en el lienzo. Al final del camino veo una laguna y sin pensarlo corro hacia ella.

Me recuerda mucho al lago de mi sueño, porque los árboles hacen una especie de barrera que contornea los límites de esta, dejando suficiente espacio para que la hierba crezca. Sin embargo, este es mucho más pequeño y está acompañado de una cueva donde el agua se acumula.

Sin pensamiento alguno comienzo retirar mis prendas. Aparto el único accesorio que tengo: un anillo, y lo dejo sobre la hierba. Este anillo lo llevo casi siempre puesto, desde que tengo memoria. Es negro, grueso, y tiene una piedra violeta justo en el centro que me recuerda a mi poder.

Comienzo a sumergir mis piernas, y cuando menos pienso el agua alcanza mi pecho. Me quedo por un momento estática mientras admiro el cristalino color del agua, está tintada del verde en el suelo. Acumulo todo el aire que puedo en mis pulmones y me sumerjo por completo. El silencio y la calma inundan estrepitosamente mi mente, y a pesar de la presión en mis pulmones, me permito disfrutar de un momento tan íntimo conmigo misma y tan revelador. Una experiencia. Una primera vez.

Abro mis ojos y el entorno del agua es inefable, precioso. En el fondo se ve rastro de algunas plantas, decoradas con objetos que se encuentran unidos, oxidándose, deteriorándose. Reconozco un pequeño reloj de bolsillo, una peineta, algunas moneadas antiguas y un centenar de cosas más. Ya que la profundidad del agua no es mucha, no se me dificulta estár aquí, incluso me entrenaron en terrenos acuáticos en el campamento.