CAPÍTULO 29

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Blake

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Blake

Mis sigilosos pasos solo retumban en mi mente, al ser consciente de ellos. Con más de dos meses en una misión estática, no podía quedarme de brazos cruzados y seguir las estúpidas instrucciones de Nicolá: «Esta es solo una misión de reconocimiento». Pues me cansé de la incompetencia, y por eso ahora estoy caminando hacia mi posible trampa mortal.

Abro la puerta de servicio y me adentro. Una vez dentro del oscuro pasillo me dirijo hacia la puerta de seguridad, donde corroboro que no hay nadie, por lo que continuo mi camino hacia el elevador que hay al final del pasillo. Presiono el botón esperando a que el aparato suba, pero, antes de siquiera fijarme en el número de pisos, alguien me arrastra hacia atrás sacándome del recinto.

—¿Estás loco?

Bufo al darme cuenta de quién es dueño de esa acusatoria voz.

—No me jodas, Kaeil.

—Nadie te encontraba en el campamento. Supuse de inmediato que estarías aquí, como tantas veces propusiste.

—Y hubiera descubierto algo de no ser por ti y tu maldito padre.

Kaeil me lanza una mirada de advertencia. La familia es lo primero, aunque yo sea como su hermano, meterse con su padre es un pecado, a pesar de que él lo trata como basura.

—O tal vez te hubieran atrapado y torturado. Sabes que no podemos acercarnos —asevera y comienza a caminar lejos de las instalaciones.

—Es el último día de una misión que no dio ningún fruto, estaba esperando encontrar algo útil.

—Ya nos vamos, recoge tus cosas que Elektra llegó hace media hora por nosotros.

No digo nada, solo me dispongo a caminar detrás de su ancha espalda.

A veces odio que Kaeil sea tan correcto; hace años no era así, al contrario, era el rebelde de los dos, pero la vida cambia, la responsabilidad lo azotó sumándose a la madurez. No lo puedo culpar, cargar con el apellido Magnum no es algo fácil.

Almas Puras | 1  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora