CAPÍTULO 32

32 5 0
                                    

Lehia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lehia

Hace apenas unas horas estaba disfrutando del momento más cautivador de mi vida; estaba siendo envuelta en una estela de brillo inmarcesible que me llenaba de la oscuridad más deseable. Y es que estar en Blake es la sensación más pecaminosamente idílica que podría experimentar. Me sentía en un paraíso, y ahora estoy en el infernal destino de una batalla mortal.

—¡Blake y Kaeil, por allá! —Señala el portón por el que salí un día, el que lleva al parqueadero—. ¡Lehia, conmigo! —Comienza a caminar hacia el elevador y lo sigo—. ¡El resto, esperen órdenes del oficial superior!

Entramos al aparato y veo que Nicolá presiona el botón del sótano; algo extraño, pero supongo que ese será su plan.

Estar en esta misión es algo increíble que me llena de orgullo. Es mi oportunidad para cobrar venganza y demostrar que soy una verdadera guerrera, que merezco estar en la Gran Academia.

Portar este uniforme, con esta hermosa insignia violeta y el escudo dorado, me está haciendo probar un poco de la felicidad; los Psyques me han traído tanta. Pero justo ahora siento que voy a expulsar todos mis intestinos. El miedo inevitablemente me invade y la inseguridad me asecha como una presa fresca. No diré que me siento invencible, mucho menos ante él, pero espero poder ganar. Tengo que ganar.

Mi deseo de ver su sangre no se ha esfumado; sé que la veré correr ante mis pies, porque juntos los Psyques somos invencibles.

El elevador se abre dándole paso a algo que solo aumenta mis nervios y que me pone alerta, situándome en posición de ataque. Frente a mí se encuentra nada más y nada menos que... Colton Kinn. El científico está escoltado por algunos guardias, no muchos y claramente nada poderosos en comparación con nosotros. Activo mi poder para tomar sus armas con mi mano derecha y que no puedan usarlas, mientras con la mano libre saco mi arma apuntando a Colton.

—Se acabó la travesía —anuncia Nicolá con sarcasmo. Sus ojos cambian de color, tornándose azules.

Una ventisca que proviene de ¿él?, amenaza con hacerme caer al suelo. Poco a poco siento que pierdo la fuerzas de tanto luchar contra la torrencial corriente de viento. Miro a Nicolá para indicarle que me está dificultando el paso, pero lo que veo me deja trastornada y hace que mi pulso se acelere.

Nicolá sostiene su arma en dirección a mi sien. Sus ojos están cargados de rabia y satisfacción, está disfrutando está estúpida broma.

—¿Qué haces? —titubeo.

Su única respuesta es una sonrisa de medio lado que lo hace ver siniestro. Se acerca más a mí, causando que por inercia retroceda. ¿Me va a traicionar?, ¿a su propia raza le va a hacer esto?

Cuando posiciona su dedo pulgar sobre el gatillo me doy cuenta de que esto es real, más aun, al oír la cínica risa de Colton, que se burla de mí.

Almas Puras | 1  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora