CAPÍTULO 9

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Lehia

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Lehia

Termino de limpiar las heridas de Mike y es llevado a descansar.

Es horrible ver toda la sangre que ese animal derramó. Yo estaba durmiendo, plácidamente, aún recuperándome de la inmensa cantidad de poder que tuve que usar ayer, tratando de eludir a Blake. Entonces me desperté cuando escuché quejidos sonoros y golpes, por lo que decidí bajar, pensando que las Águilas habían vuelto. Me llevé una sorpresa cuando me encontré con la violenta escena. Por alguna razón había eliminado a Blake, incluso a Kaeil, de la lista de mis enemigos. Bajé la guardia. Solo puedo agradecer que no fui yo la que tirada en el suelo sufría por sus puños.

No es que le tenga miedo a él o a los Psyques, pero si en lugar de Mike yo hubiera sido la víctima en la escena, me temo que no habría forma de esconder la inhumana rapidez a la hora de cicatrizar las heridas. Pues los Psyques, casi como si por gracia divina fuera, cierran las heridas de forma magistral, como siendo cocidas con hilo incoloro y sellando ambos extremos de las fisuras como si nunca hubieran estado apartados. Es casi poético.

Al cabo de una hora limpiando el desastre, Sarah viene a mí y me comunica que Mike quiere verme. Cuando llego al umbral de su puerta toco dos veces de forma suave, avisando que voy a entrar, y giro el pomo. La habitación me recibe con una calidez extraña. Mike levanta su mano a modo de saludo.

—Hola... ¿Cómo vas? —pregunto con preocupación y un poco apenada.

—He estado peor —dice con dificultad.

Es raro, no puedo decir que confió plenamente en Mike, apenas y lo conozco, pero siento que en realidad quiere ayudarme. O, tal vez, es lo que quiero que mi padre me muestre: apoyo, no solo presión por hacer lo que tengo que hacer. Puede ser que confunda el simple trabajo de Mike por preocupación.

—Ammm —articulo tratando de llegar al punto sin sonar muy desesperada o, incluso, agresiva—. Me estabas buscando, ¿no?

—Sí.

Me acerco un poco para poder escucharlo. Noto que Mike toma una gran bocanada de aire para recomponerse. Acto seguido, de forma suave y pausada, levanta su torso y se recuesta sobre el cabecero de la cama, quednado en una posición medio sentado.

—Ya deben estar al tanto de que sé quiénes son. En realidad, creen que fui yo quien robo el dispositivo.

—¿Fue por eso que Blake te golpeo?

Asiente.

—Y no solo a mí, también Miles se llevó su parte.

Una gran indignación crece cuando Mike me confiesa aquello, cómo es posible que una sola persona pueda contener tanta violencia dentro de sí, tanta rabia y cólera.

No sé ni que decir. En cierto modo me siento señalada, yo también soy una Psyque, yo también estoy diseñada para ser un monstruo. A decir verdad, me asusta que, después de todo esto, aquella violencia que se refleja en el aura de Blake se arraigue también en mi ser.

Almas Puras | 1  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora