CAPÍTULO 15

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Estoy tendida sobre la cama de la habitación principal mientras Blake aún sigue removiendo cosas en la casa, tratando de encontrar algo de valor o que nos sea funcional

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Estoy tendida sobre la cama de la habitación principal mientras Blake aún sigue removiendo cosas en la casa, tratando de encontrar algo de valor o que nos sea funcional. Luego de un rato, decidimos volver a terminar esto, pero mis mariposas aun no terminan.

Estuvimos arrancando frutas y verduras durante horas, por lo que ya la tarde se adentra en el ambiente. Cuando terminamos en el patio resultamos con zanahorias, manzanas, pomelos, naranjas, entre otro montón de cosas. Luego fuimos al sótano y también tomamos algunas otras cosas.

Quise seguir ayudándolo, pero preferí subir y despejar mi mente. Después de las miles de emociones que se arremolinaron, haciéndome explotar hacer rato, hay muchas cosas que no están claras y muchas otras que no necesitan tener sentido. Sé que me siento perdida y agobiada, traicionada, pero con estas nuevas personas tal vez al fin pueda redescubrir quien soy en verdad.

Y Blake, él me hace sentir como si el mañana no importara o ni siquiera existiera; aunque eso debería asustarme, solo me reconforta, porque cuando estoy con él soy diferente, no soy un monstruo ni un objeto de experimento, soy yo; o al menos lo que creo que podría llegar a ser.

La habitación se ve muy triste y vieja. A pesar de que se nota que el hombre le ponía empeño en limpiar y ordenar las cosas, el mundo muerto no le ayudaba mucho. Estaba rodeado de destrucción y aun así intentó vivir y arreglar sus cosas. En medio de la instancia está la gran cama de dos puestos, al frente de esta hay un armario lleno de sabanas y ropa, suéteres tejidos y pantalones de lona.

Me levanto hacia el tocador, que tiene un pequeño espejo oxidado. Abro el primer cajón y dentro encuentro un montón de joyas de diferentes tamañas y colores, aretes, collares, brazaletes y anillos. Mi vista se ve maravillada con tanto brillo. Tomo entre mis manos un collar de perlas que va acompañado por unos aretes y decido probarme las perlas en mis orejas. Aunque el reflejo no me muestra prácticamente nada, puedo alcanzar a ver el precioso brillo blanco.

—¿Qué haces? —Escucho su voz inundando la habitación con suavidad.

Me volteo y lo veo tendido en la cama, de costado y sosteniendo su cabeza con su brazo. Sonrió ante la imagen y me vuelvo a acercar a la cama, colocándome a su lado y girándome para mirarlo a los ojos.

—Te quedan muy bien... Resaltan el brillo de tus ojos —dice, refiriéndose a las perlas que llevo puestas. Lo miro embelesada, seguramente con cara de idiota, pero no puedo evitar que mi sonrisa se ensanche.

Cierro los ojos por un momento y siento cómo con suavidad algo se desliza por mi mejilla. Al abrirlos me encuentro con los suyos llenos de fuego. Él aparta su mano de mi rostro y la coloca en mi cintura, acercándome a su cuerpo; en respuesta, yo elevo la mía, dejándola caer sobre su cabello mientras lo enredo entre mis dedos.

Su mirada se cierra poco a poco, relajándose ante mi contacto. Me quedo reparando sus facciones marcadas. Sus cejas gruesas, que amenazan con esconder los ojos más profundos de la existencia. Su filosa quijada, que separa su rostro luminoso de su cuello cálido, me hace estremecer. Todo su aspecto en general grita misterio y oscuridad, pero no puedo evitar que esa oscuridad se convierta ante mis ojos en una potente luz cegadora.

Almas Puras | 1  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora