CAPÍTULO 10

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Mike está completamente curado y sostiene el cuchillo dentro de mi carne con fervoroso semblante

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Mike está completamente curado y sostiene el cuchillo dentro de mi carne con fervoroso semblante.

El pelirrojo, que creí iba a ayudarme, acaba de traicionarme y a mi padre.

—No sabes lo que acabas de hacer, eres hombre muerto —musito en medio del punzante dolor.

—Solo sigo ordenes, niña. Tú eres una desgracia y tu padre lo sabía. Nunca podrías defender ninguna vida humana si con el primer maldito Psyque que ves ya te vuelves una sentimental. —Sonríe de forma malévola—. Buscando respuestas que no debiste encontrar.

Lo miro con la ira corroyéndome. ¿Está siguiendo órdenes?, ¿de quién? ¿Y por qué dice eso sobre mi padre, sobre mí? Tantas preguntas que rondan ahora mi mente, y, como siempre, no obtengo ninguna respuesta.

—Qué pena. —Saca violentamente el cuchillo de mi abdomen, para lanzarse a correr escaleras arriba.

De inmediato caigo y veo que Blake y Kaeil se acercan. Al parecer deducen la situación, pues no replican por nada, sino que saltan a ayudarme.

—¿A dónde va? —pregunta Kaeil con enojo y desespero.

—Me atacó, yo...

—¡¿Dónde?!

—Mi habitación... creo... ¡Fue por el dispositivo! —digo, porque estoy segura de ello—. Está escondido en la funda de mi daga de hoja negra.

—¿Cómo se cuál es?

—¡Es la única con hoja negra entre las demás!

Kaeil se va y me deja junto a un Blake muy diferente al de antes. Menos agresivo. Comienza a observar la herida.

Exclamo cuando presiona su mano sobre el orificio que se abrió en mi blancuzca piel.

—Tengo que poner presión o te podrías desmayar.

Solo asiento. Los estragos de haber usado semejante poder, no con uno sino con dos Psyques al mismo tiempo para moverlos, ya se sienten en mi cuerpo, pues la fatiga hace acto de presencia.

—Yo... —trato de buscar alguna cosa que decir, alguna cosa que me excuse. Pero no me siento culpable en este momento. Solo me siento... pérdida.

—No digas nada. —Conecta su mirada con la mía. Aunque quisiera que no me importara, cuando veo la ira en sus ojos oscuros, en la expresión de su rostro, me siento rendida. Claramente esto no cambia nada. ¿Son aún mis enemigos?, ¿es él aún mi enemigo?

Blake se levanta y me tiende su mano, la cuál con vehemencia tomo, y dejo que me lleve de vuelta a la habitación de Kaeil. Me siento sobre la cama y espero a que Blake traiga el botiquín.

—No es necesario —digo con diversión cuando saca un pomo de algodón y lo empapa con un líquido.

—Sí es necesario. El cuchillo tenía veneno, por eso es que al rededor tu piel esta azul—explica con suavidad—. Si no lo extraigo, probablemente llegue a tus pulmones y corte tus vías respiratorias, infectándolos. —Me observ con cautela, pero soy capaz de reconocer un deje de preocupación en su mirada, lo que en cierta forma me reconforta—. En serio que debes aprender muchísimas cosas.

Almas Puras | 1  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora