CAPÍTULO 35

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Por un momento la necesidad de ir a comprobar si algún Psyque sobrevivió me invade, pero rápidamente me abofeteo y descarto la idea

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Por un momento la necesidad de ir a comprobar si algún Psyque sobrevivió me invade, pero rápidamente me abofeteo y descarto la idea. Absolutamente nadie quedaría vivo después de semejante destrucción, pensar lo contrario sería muy ingenuo y yo ya superé esa etapa de inocencia. Ahora ratifico que mi alma está embriagada de maldad y negrura, la pureza se esfumó junto a la niña de antes.

Pero mi rabia no se ha esfumado.

Avanzo con dirección a los cuerpos de los tres demonios humanos que han acechado nuestras vidas por tanto tiempo.  Simon Moore yace aplastado por un gran trozo de cemento, un hilo de sangre desciende por su boca hasta su cuello y sus ojos están muy abiertos y rojos. Claire Flinch me muestra un escenario mucho más sangriento: su cuello está abierto, pero no como una cortada superficial, sino que se partió y deja ver sus huesos quebrados desde dentro; una varilla atraviesa su vientre y sus ojos están llenos de astillas de vidrio. Aterrador, pero me deleita extrañamente.

Me inquieto al no ver a Colton junto a ellos, sus secuaces malditos. Camino al rededor enfocando mi vista, tratando de encontrar su rubia cabellera. Pero cuando lo encuentro, gateando casi moribundo, aun tratando de salvar su vida, me dan ganas de haberlo asesinado con mis propias manos hace tiempo.

—Qué irónico que seas el único con vida por aquí, cuando todo esto es por ti.

Respira pesadamente, tratando de articular alguna palabra o sonido, pero lo único que sale de su boca es un mecánico y asqueroso quejido que parece arrancarle la vida a pedazos. Esta vez yo me burlo de ver a lo que lo he reducido.

—Pero yo no cometeré el error de subestimarte, como lo hiciste conmigo. Yo si te mataré.

Él cesa cualquier movimiento aceptando su destino. Incluso él sabe que no puede contra mí, no siendo como soy ahora.

Enciendo mi poder y direcciono mi energía hacia él. Lo elevo con la telequinesia y lo golpeo repetidas veces contra los escombros.

Después del tercer rebote ya no se queja ni emite sonido alguno. Ha muerto. Ya no respira. No percibo ninguna vida cerca. Maté a Colton Kinn y no es suficiente para apagar esta llamarada de odio que me invade y calcina hasta la última célula benigna de mi sistema.

Grito con todas mis fuerzas, pataleó aun sosteniéndolo como a un muñeco en el aire. No quiero detenerme, necesito verlo desaparecer. Reiteró mi cometido moviendo mi brazo mecánicamente de izquierda a derecha a arriba y a abajo, sin parar, con sevicia y maña. Vuelvo a gritar desgarrando mi garganta, sintiéndome vacía. Necesitó mucho más. Su cuerpo impacta con el cemento, agrietando la superficie, pero su cuerpo parece intacto, a pesar de que ya está inerte.

Lágrimas que no sabía estaban acumuladas se derraman en mis mejillas, señalándome que esto es demasiado, que ya no tengo nada que hacer aquí. Así que por última vez elevó el cuerpo de Colton y lo dejó caer desde la altura máxima a la que lo puedo llevar, sin remordimiento, pero con un hambre voraz por revivirlo y volverlo a aniquilar.

Almas Puras | 1  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora