Estrellas fugaces VIII - La estrella confusa

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El infierno.

Un lugar regido por el caos, donde las almas humanas entrarían en un ciclo de sufrimiento interminable. Los pecados serían castigados y el dolor sería eterno.

Jin Ling estaba seguro que el infierno se había movido de las profundidades de la tierra para asentarse en el área de descanso del foro televisivo.

Eran las ocho de la mañana, el staff había arreglado una mesa con una variedad de platillos para desayunar y bebidas calientes. Pero habían cometido dos errores:

1. Servir el desayuno al mismo tiempo.

El área de descanso era grande, mas no contaba con sillas suficientes por lo que algunos tendrían que comer parados ya que se negaban a sentarse en el piso por cuestiones de ego.

2. La reducida cantidad de un mismo plato.

El tentador olor de la mantequilla derretida y la dulzura de la miel de los hot cakes había atraído la atención de varios famosos y sus managers. Desafortunadamente, solo había cinco charolas con el dulce manjar.

En un día normal no habrían hecho un gran escándalo, simplemente habrían elegido otro platillo y una vez que salieran del foro se darían su antojo desde la comodidad de su hogar.

Pero eran las ocho de la mañana. La mayoría de los presentes no habían conseguido más que dos horas intermitentes de sueño, en lugares y poses demasiado incómodas. Encima debían mantener la fachada de felicidad frente a las cámaras cuando lo único que querían era tomar una siesta de dos días.

Los hot cakes parecían ser su propio oasis, por eso debían conseguirlo a toda costa.

Las disputas habían comenzado por el objetivo central, aquel pan plano y redondo bañado en miel con un pedazo de mantequilla en el centro, derritiéndose gracias a la temperatura de la base. Pero estas comenzaron a escalar con rapidez haciendo que los participantes se olvidaran de la razón de su pelea.

Reproches por trabajos "arrebatados", envidias y celos, eran cosas que podían escucharse en las disputas entre los famosos e incluso con los managers, quienes parecían haber llegado al punto de quiebre.

Un aura oscura inundaba la habitación mientras que las peleas se incrementaron. Afortunadamente nadie había llegado al punto de los golpes, aunque mayormente porque nadie tenía la energía suficiente.

Escucharon a algunos miembros del staff ir por más hot cakes, pero estos ya no les importaban a quienes participaban activamente en la disputa. Solo buscaban desquitarse por medio de ácidas palabras.

A Jin Ling no podían importarle menos los hot cakes. Pero si quería conseguir su desayuno tenía que cruzar aquella habitación repleta de personas malhumoradas, listas para saltar sobre el cuello de quien se atreviera a tener contacto visual por un segundo.

Entrar ahí sería suicidio.

Pero necesitaban desayunar.

Didi, yo iré por las charolas de desayuno.—ofreció Sizhui con aparente seguridad.

Oh, Sizhui.

Dulce e inocente Sizhui.

Si ponía un solo pie en esa habitación, en lugar de conseguir comida terminaría con su dignidad destruida y su moral devastada. Jin Ling lo sabía.

Sizhui era joven y talentoso, tenía un gran futuro por delante por lo que era el objeto de muchas envidias aunque el cantante no lo supiera. Jin Ling no podía dejar que pasara por algo tan lamentable.

Negó con la cabeza, respirando hondo sin despegar la mirada del caos frente a él.

—No puedo dejar que hagas eso. Yo soy tu manager, esta es una de mis responsabilidades.

Super Trouper - ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora