En el que se extrañan

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Lan Qiren se definía a sí mismo como un hombre sencillo. Sabía que podía llegar a ser muy estricto y tradicional, esto último por haber mantenido algunas de las reglas que se pasaron de generación en generación desde tiempos antiguos, pero lo había hecho por el bien de su familia para que llevarán un estilo de vida justo y puro.

Se consideraba un hombre familiar, aunque jamás tuvo hijos propios al no haber estado particularmente interesado en tener relaciones románticas o la idea de procrear, pero en cuanto Lan Zhan y Lan Xichen pasaron a su cuidado, los adoptó como si fueran sus propios hijos.

Quizás de no haber tenido que cuidarlos, no se habría dado cuenta que aquellas reglas que habían regido su vida por tanto tiempo no estaban del todo bien. Apenado admitía que su cambio como persona, y el abrirse a la comprensión de las nuevas generaciones había tenido que ver con las vidas románticas de sus sobrinos.

En un principio fue duro y le costó aceptar que ambos amaban a alguien de su mismo sexo, pero de no haberlo hecho habría perdido a dos de las personas mas importantes para él.

Aunque el camino no fue del todo sencillo. Una cosa era aceptarlo sin conocer a la persona en cuestión, y ya que conoció a Wei Ying fue más complicado al no serle de agrado su escandalosa personalidad ni que se la pasara haciendole bromas. Por ello prefería evitar pasar tiempo con la pareja de Lan Zhan, porque aunque él no había experimentado el amor sabía cómo actuaban los Lan por este, lo había visto en su propio hermano comportarse de forma apasionada y tonta. Por ello no ponía trabas en esa relación, no era un fanatico de Wei Ying pero sabía del inmenso amor que Lan Zhan le tenía y solo quería ver a su sobrino ser feliz.

Todo por su familia.

Y justo por eso es que mantuvo pocas reglas, aquellas que consideraban más normales, que se encontrarían en cualquier otra casa. No gritar, pelear ni maldecir. Los niños solo podían correr en los jardines, el alcohol estaba estrictamente prohibido (nadie quería ver lo que pasaba cuando todos estaban bajo el efecto de aquella bebida). Lan Xichen le convenció de permitir conversaciones durante las comidas, y él aceptó pero con la condición que no estaba permitido el uso de celulares.

En comparación a las anteriores reglas estas le parecían más sencillas de seguir, y aunque estaba acostumbrado a que uno de sus sobrinos-nietos siempre las ignorara, no espero que aquel quien secretamente era su nieto favorito la rompiera.

—Lan Sizhui, sabes que no se permiten los celulares en la mesa.—regañó con una voz calmada, mirando al azabache quien dio un pequeño salto en su silla por la sorpresa de ser atrapado.

—Lo...Lo siento.—Sizhui tomó sus palillos para seguir comiendo, cuando la pantalla de su celular se iluminó en señal de un mensaje nuevo.

Qiren hizo una mueca, mirando como su nieto volvía a concentrarse en aquel aparato electrónico y como una gran sonrisa aparecía en su rostro. Era una sonrisa que Qiren conocía muy bien, la había visto incontables veces en Xichen y Lan Zhan.

El mayor soltó un suspiro. Había extrañado a Lan Sizhui, después de todo era el hijo de uno de sus "hijos" y siempre había sido cercano a él desde su infancia. Cuando Sizhui se decidió a seguir el camino de la música Qiren fue de los primeros en apoyarle, asistiendo a cada uno de sus conciertos y viendo sus videos, como en su tiempo hizo con Lan Zhan. Pero admitía que estaba un poco triste de su decisión porque sabía que tipo de vida tan ajetreada y expuesta tendría su nieto, aún así jamás expresó esos miedos.

Pero aunque algunos de sus temores se volvieron realidad, Sizhui se veían tan feliz y emocionado, Qiren suponía que esto tenía algo que ver más allá que toda la gira, y la radiante expresión de Sizhui solo se lo confirmaba.

Super Trouper - ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora