Capítulo 7

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—¿Podrías esperar un momento querida? Me gustaría hablar con Zeus un momento—Afrodito casi se le atraganta la lengua al pronunciar la palabra querida, estaba claro que a partir de ahora tendría que decir y hacer muchas cosas que no quería.

Hefesto asintió y el dios del amor con su gracia y elegancia se fue en busca del rey de los dioses.

Lo encontró en su palacio dándole de comer a sus águilas, el hombre pelirrojo sin ninguna palabra encaró al dios.

—¡Cómo te atreves a hacerme esto!—furioso miro al dios del rayo que se mantenía tan calmado como siempre lo que le enfureció más—¡Quedamos en que no me casaría!—

—Es cierto y cumplo mi palabra pero eso fue antes de descubrir la de problemas que causarías en el Olimpo poniendo en peligro el orden yla paz del panteón. Además deberías haberte asegurado de que te daba lo que quería haciéndome jurar por el Styx antes de que tú me dieras tan alegremente lo que yo te pedí—dijo con una sonrisa astuta y pícara.

Afrodito lo miró furioso.


Flashback



En la isla de Chipre ocurría un hecho insólito, en un lugar del océano las aguas brillaban inmensamente, los delfines nadaban alrededor de ese lugar y poco a poco se acercó a las playas de la isla hasta que de sus aguas surgió un hermoso hombre como nunca se ha visto.

Por la forma en que se movía podría ser una mujer como era tan guapo pero también varonil y su musculatura perfecta resaltaba su belleza.

Los espíritus de la naturaleza estaban hechizados con su presencia y las ninfas prácticamente babeaban por él, hasta los sátiros le lanzaban miradas lujuriosas. El dios paseó por las islas hasta que los espíritus del viento lo llevaron al Olimpo y le ataviaron con una túnica blanca y dorada y joyas de oro.

No cabe decir que su llegada causó un gran revuelo y todos peleaban por él.

Para calmar las cosas le asignaron su propio palacio que se encontraba cerca de una gran cascada y con vistas magníficas de un lago brillante. El palacio era blanco y de oro con tallados de olas debido a sus orígenes.

En poco tiempo tuvo muchos regalos de los habitantes del Olimpo y recibía (visitas) tanto masculinas como femeninas, el dios no le decía que no tanto si fueran hombres como mujeres.

Los pocos que no les gustaba eran Artemisa la diosa frígida de la caza lo miraba con disgusto algo que ofendió el dios ¿cómo se atrevía esa aburrida diosa a tratarlo así? Debería estar agradecida de que sus ojos vieran a un dios más hermoso que ella y seguramente sería un descanso para los ojos de la virginal y sosa diosa.

Hera la diosa del matrimonio, lo odiaba por que hasta que apareció él era considerada la diosa más bella y ahora tenía la atención de todos incluido su marido Zeus.

Precisamente Afrodito le invitó que viniera a su palacio, cuando llego el poderoso dios Afrodito se estaba dando un relajante baño de burbujas y le pidió a sus sirvientes que si Zeus viniera lo llevaran ante él sin importar como estuviera.

Zeus entró en la estancia y se quedó paralizado por la hermosa vista el sensual dios, se estaba bañando y soplando las burbujas de sus manos, cuando lo vio le sonrió de forma coqueta y se levantó de las aguas sin importarle en absoluto mostrarle su desnudez al rey de losdioses.

El dios tuvo que contenerse para no abalanzarse sobre él pero lo estaba poniendo severamente a prueba y Afrodito lo sabía por la forma en que le sonrió.

—Por lo que veo no tienes ningún sentido del decoro—Le reprendió Zeus con una sonrisa astuta.

Afrodito se encogió de hombros y se secó de forma lenta, los ojos del dios del rayo seguían sus movimientos—No me considero alguien recatado y creo que ya hay bastantes dioses así—hizo una mueca pensando en Artemisa y Hera o Deméter.

Zeus se rio.

—Estoy de acuerdo no sabes cuanto sobre todo con mi esposa que además es malhumorada e irascible—

—Te compadezco de que estés casado con ella, con todo el respeto—el joven no pondría aprueba sus límites, Hera podía ser odiosa pero a pesar de que Zeus no la aguantaba seguía siendo la reina y no toleraría esa falta de respeto.

Zeus asintió con aprobación,viendo que además este dios de hermoso era cauto y no iba ciego.

—¿Y para qué me querías llamar?—preguntó mientras se acercaba lentamente al dios y cogía unos de sus mechones largos de cabello rojo.

—O es una cosa sencilla mi rey—Afrodito pasó un dedo por la mandíbula perfecta del rey de los dioses, tenía que admitirlo pero Zeus era impresionante—No quiero casarme jamás, sería un desperdicio que solo un ser vivo disfrutara de mí—

Zeus estaba embobado con Afrodito y a poco estuvo de perderse su petición.

—Entonces ¿sellamos el trato?—el dios pelirrojo se acercó hasta que sus labios solo estuvieron a pocos milímetros de Zeus.

—Lo que tú quieras estoy de acuerdo en que sería una tragedia que solo uno pudiera estar contigo—

El dios de forma hambrienta beso a Afrodito quien le respondió con la misma intensidad, los dos se metieron en la bañera disfrutando del agua caliente y su propio calor.



Fin del flashback



—¡Me engañaste! ¡en cuanto estuviste conmigo se acabó el trato!—Afrodito miró furioso al dios del rayo.

El rey de los dioses frunció el ceño, no le gustaba que lo llamaran mentiroso o no cumpliera sus promesas, las mentiras eran más bien rodeadas con miel y en cuanto a las promesas las cumplía siempre que estuviera a su alcance.

Pero en esta ocasión no.

Estaba furioso con Hera, su esposa le explicó todo y eso lo enfureció más .Que le ocultara un hijo y que encima la arrojara desechándola sin más, en una cosa se juró así mismo Zeus que jamás se parecería a su cruel padre Cronos.

Viendo así a su hija y su sufrimiento además de su valía le otorgó un puesto entre los olímpicos, también le dio su mano a Afrodito no solo para parar las disputas en el Olimpo sino también creía que una buena esposa centrada y fuerte le iría bien al dios del amor y lo ayudaría a madurar y mejorar.

También su hija Hefesto merecía felicidad, había visto su reacción al ver al dios, aunque no podía ver su expresión por el yelmo era claro lo que sentía por Afrodito y pensó que era lo menos que podía hacer por ella.

Ya le fallo uno de sus padres él no lo hará.

Fuego IncandescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora