Capítulo 21

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—¿Que en el nombre del Caos ha sucedido?—


Zeus se encontraba en la sala de curación, Paean atendía a Apolo, las musas tenían inclinada la cabeza de forma respetuosa ante el señor de los cielos. Polimnia una de las musas dio un paso al frente. La hermosa diosa llevaba un vestido blanco.


—Padre una intrusa vino al Olimpo, decía que sólo quería verlo y cuando la reina Hera y el señor Apolo la encararon no sé lo que vieron en sus ojos que los alteró completamente. La reina se fue corriendo y nuestro señor Apolo estaba como...aturdido se enredó con el arpa y se golpeó la cabeza contra un banco—


Zeus estaba entre incrédulo y furioso, no era posible que alguien intimidara de esa forma a uno de sus hijos más poderosos sobre todo a Hera, pero viendo la verdad en los ojos de todas sus hijas y las aclaraciones de los demás supo que era cierto.


—¿Que ocurrió después?—


Otra de las hermanas, Erato que llevaba una corona de rosas consiguió coger valor suficiente para decirle el resto. Así como que dos de sus hermanas Clío y Urania también miraron a esa misteriosa niña a los ojos y también se pusieron histéricas, Clío incluso se desmayó.


Después de despedir a las musas vio a su hijo inconsciente con un vendaje en su cabeza, se movía incómodo probablemente no estaba teniendo sueños tranquilos.


El rey de los dioses buscó a su esposa, físicamente estaba bien pero por otro lado la reina no dijo mucho desde lo ocurrido su esposa estaba en su jardín, siempre que estaba alterada se iba allí a tener un descanso.


Se sentó a su lado cogió suavemente la barbilla de Hera y la miró a los ojos, normalmente la mujer le habría dado un manotazo y lo miraría con frialdad pero ahora parecía mirar un punto lejano, como si su mente estuviera ocupada en otra cosa.


—Hera ¿que pasó? ¿que es lo que viste? Sea lo que sea a afectado a Apolo y a dos de las musas de forma abrumadora—


La mujer se apartó suavemente de su esposo y miró una fuente.


—¿Crees que soy horrible Zeus? ¿Malvada? Dime la verdad y esta vez sin mentiras—


Sorprendido por esa pregunta el hombre cogió sus manos, en el fondo Zeus amaba a su esposa pero tenía esa debilidad por la carne que le hacía a veces perder la cabeza por una cara bonita y su esposa también lo amaba pero años de infidelidad habían ocultado ese amor bajo una capa de resentimiento y odio.


—Te seré franco esposa mía, eres una mujer bastante complicada, con mal genio, celosa y orgullosa a veces, demasiado para tu propio bien—sonrió—Pero sé que también eres una mujer fuerte, valiente, inteligente y amorosa además de bastante terca—se rió—Pero eso es algo que me encanta de ti—


Hera bajó la cabeza y se miró los pies.


—Cuando mire... a esa niña a los ojos me vi a mi misma Zeus—


El dios la miró extrañado—¿Que?—

Fuego IncandescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora