Capítulo 36

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Erlang shen apareció entre los dos combatientes.

—Vuestra pelea a llamado demasiado la atención, Wukong vete ya ha sido suficiente y tu extranjera—se volvió hacia la diosa—El emperador de jade quiere tener unas palabras contigo—

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—Vuestra pelea a llamado demasiado la atención, Wukong vete ya ha sido suficiente y tu extranjera—se volvió hacia la diosa—El emperador de jade quiere tener unas palabras contigo—


Hefesto sabía que no podía ignorar la orden del dios supremo de un panteón asi que accedió.


—Esto no ha terminado herrera lo pagarás—el rey mono la fulminaba con sus ojos rojos.


—Me temo que si, así que no vuelvas ante mi sabiendo que estamos igualados—Hefesto dijo calmada pero con una autoridad en su voz.


El dios guerrero llevó a Hefesto al reino de los dioses, la diosa tenía que reconocer lo hermoso que era todo, la naturaleza y casas hermosas orientales junto a los hermosos templos de oro y jade y el palacio  del emperador superaba al del propio Zeus.


El emperador de Jade estaba sorprendido muy pocos habían puesto en ese apuro a ese problemático rey mono y sentía curiosidad por lo que estaba ideando la diosa extranjera. Quien no estaba contenta con su llegada fue Nu ba pero fue detenida antes de que intentara algo.


—Debo decir que aunque nos has impresionado no admitimos a extranjeros, sobre todo con el caos que has producido—


Hefesto debía tener cuidado sobre todo con las palabras en las cortes celestiales de dioses, cosa que aprendió muy bien en el Olimpo.


—Su grandeza lamento si mis acciones perturbaron vuestras tierras pero sólo intentaba ayudar, en cuanto a las peleas yo no las provoqué—


—¡Eso no te da derecho a actuar extrajera!—la ira de Nu ba se alzó con un fuerte viento caluroso y cortante pero su padre y las otras deidades la silenciaron.


—Cierto pero toda esa tierra seca sin nada y los mortales muriéndose. Sé que eres necesaria pero no hasta estos extremos Nu ba, campas demasiado a tus anchas poniendo en peligro no solo vidas sino el equilibrio de la naturaleza—


Había dado en el clavo allí había aprendido que se preocupaban especialmente por el equilibrio de las fuerzas del universo además ella no estaba interviniendo exactamente. No utilizaba sus poderes para ayudar sino con un aparato que además los mortales ayudaban a construir.


El emperador de Jade tenía que reconocer la sabiduría de la diosa había encontrado huecos en sus leyes y una solución así no podían castigarla o impedirle intervenir.

Fuego IncandescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora