Las cosas por desgracia no se calmaron en absoluto.
Aunque Hermafrodito contaba con el apoyo de su padre Hermes, su madrastra y su medio hermana todavía sufría los acosos y burlas de Ares y de Fobos y Deimos sus otros hermanos.
Eros y Anteros aunque simpatizaban con la situación de su hermano no se atrevían a defenderlo de su cruel padre y no querían estar en peores términos con él. Afrodito en cambio amaba a su hijo y no le importaba su nuevo género (además estaba mucho más guapo) pero poco podía hacer para que Ares, Enyo y sus gemelos lo dejaran en paz. Además tomaba parte en Ares y sus otros hijos por lo que no hacía mucho.
Hefesto apenas aguantaba eso, ver al pobre ya era bastante malo y su hija Kyoko no era menos se había vuelto su hermana protectora y apenas se contenía de atizar a los idiotas de sus hermanos y a sus tíos.
Pero hubo un incidente que hizo que finalmente Hefesto tomara represalias.
Fue en el aniversario del nacimiento de Afrodito cuando nació de los restos de Urano el dios primordial del cielo conocido por su crueldad a sus propios hijos sobre todo a los cíclopes y los hecatonquiros quienes desterró al Tártaro por su aspecto.
La verdad es que Afrodito había heredado de su padre su prejuicio por aquello que no se veía normal o hermoso pero el dios del amor no era tan cruel como el dios del cielo pero desde luego nunca aceptó a Kyoko rechazándola y negándole su primogenitura.
En resumen en su cumpleaños él y toda su familia asistía y algunos amigos y ayudantes como las gracias, Himeneo el dios del matrimonio y la adición más reciente Ganimedes, un antiguo príncipe troyano muy hermoso que llamó la atención de Zeus y lo llevó al Olimpo para que fuera su copero y amante.
Todos estaban de celebración Ares y Enyo quienes no les gustaban estas cosas estaban en una guerra, pero todos los demás estaban allí. Afrodito estaba en el cabecero de la mesa y su lado como es la tradición su primogénito quien debía ser Kyoko pero en su lugar era Eros.
En ese momento apareció la diosa de la forja y no se veía de buen humor.
La sala que hasta nada estaba muy animada se quedó en silencio con la invitada no deseada, Anteros y Eros cuchicheaban entre ellos y Eros miraba molesto a su supuesta madrastra Afrodito en cambio le lanzó una mirada afilada a su esposa por la intrusión.
—¿Qué en el Tártaro haces aquí Hefesto? Sabes de sobra que no fuiste invitada—prácticamente escupió.
—No me importa en absoluto tu fiesta e venido por otro asunto—
—Si es por lo de Kyoko...
—Tampoco es eso, a diferencia de ti ella no es tan vana como para desbocarse por una fiesta o ser el centro de atención—
El hermoso rostro de Afrodito se formó con manchitas rojas los que presenciaban todo giraban la cabeza de un lado a otro, Aglaius miraba con curiosidad a la mujer, la famosa Hefesto esposa de su amo pero con mala fama sobre todo en el palacio del dios del amor.
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Fuego Incandescente
RomanceTodos los dioses son considerados perfectos, bellos o simplemente divinos y esplendorosos a la vista cualquier mortal queda deslumbrado por su belleza y encantos. Menos una, quien les demostrará lo que vale y enfrentarse a un mundo de hipocresía y f...