Vale...bien...todo...todo saldrá bien.
¿A quién pretendía engañar Hefesto? Sabía de sobra que esto sería un desastre.
Para empezar su hijo/a había sido concebido de esa forma, no sabía si sería precisamente bien recibido aunque con su padre y tío y algunos de sus hermanos eso en verdad era lo de menos. Aunque el bebé hubiera venido en esas circunstancias no era culpa suya, lo cuidaría y amaría.
Decidió mantener el embarazo en secreto a saber lo que ocurriría, Ares y Enyo eran capaces de venir e intentar hacer algo furiosos, y ni hablar de Afrodito era capaz de odiar al bebé solo porque ella era la madre.
Hefi sabía cuanto quería Afrodito ser padre detrás de su fachada coqueta y manipuladora era en realidad un hombre cariñoso que anhelaba ser padre lo cual era lógico siendo el dios del amor y la fertilidad.
Sabía que si ella tuviera además a su primogénito y legítimo el estaría por encima de los demás hermanos ya fueran dentro o fuera del matrimonio. Un ejemplo de eso era su idiota hermano Ares que tenía poder sobre ellos y hasta algo de autoridad. Sabía de sobra que su esposo estaría furioso con tener a su bebe con ella sobre todo porque él había querido tenerlo con Ares o Enyo.
Así fue como la diosa paso a la clandestinidad, apenas salia de su lugar asignado en el inframundo y Hades y Hécate juraron por el Styx mantener el secreto. Hacía los encargos del Olimpo desde allí y los entregaba, los dioses creían que había decidido irse una temporada por la vergüenza de lo ocurrido en Japón.
Y aunque algunos la echaban de menos la mayoría no.
—La verdad es que es refrescante no tener a Hefesto por aquí con su torpeza y arrastrando su armadura—Apolo bebía de su vino, últimamente las cosas entre él y Afrodito estaban mal y ahora ni podía verlo por enamorarlo de una mujer octogenaria que sólo tenía un diente y con múltiples verrugas—Este lío en realidad lo organizó ella—
Aunque parte de su cólera estaba en el dios del amor echaba la culpa a su medio hermana Hefesto quien inició eso.
No se paró a pensar el dios del sol que no fue culpa de Hefesto sino de Afrodito y dos dioses del panteón japonés y era culpa suya burlarse abiertamente de Afrodito sabiendo que no estaba de humor y era temperamental.
—¡Esa perra coja si la vuelvo a ver!—Ares estaba furioso, le daba igual que no había estado en sus sentidos, jamás se había sentido más celoso en su vida el dios de la guerra.
Afrodito apenas salía de sus habitaciones por la vergüenza y la humillación¿como pudo confundir a Xiren con la estúpida de su esposa? Había intentado encontrar a esa exquisita criatura que lo había atrapado esa noche pero en vano.
No era el único, Ares y otros dioses buscaban a Xiren y para gran alivio suyo no la encontraron, se sentía posesivo con ella Apolo también, desde su carro la había intentado encontrar y ambos dioses entraron en trifulca. Fue por Xiren porque en parte Afrodito lo maldijo a él y a las musas, no le quitó la maldición hasta que fue obligado por Zeus y Artemisa, esa aburrida solterona siempre ayudando a su gemelo.
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Fuego Incandescente
RomanceTodos los dioses son considerados perfectos, bellos o simplemente divinos y esplendorosos a la vista cualquier mortal queda deslumbrado por su belleza y encantos. Menos una, quien les demostrará lo que vale y enfrentarse a un mundo de hipocresía y f...