Capítulo 34

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Psique con la ayuda de Hefesto pudo pagar al barquero Caronte y viajar a la entrada del reino de Hades donde estaba allí Cerbero el temible guardián del inframundo.


Artemisa le aconsejo que utilizara carne con miel algo que atraía mucho a las bestias sobre todo a los monstruos, lanzó la carne y el sabueso infernal se lo comió gustoso mientras las otras cabezas peleaban por el trozo. La princesa compasiva le dio a las otras dos los trozos restantes por alguna razón aquel perro pero le recordaba a su querida mascota que tubo de niña, era de los pocos que no la juzgaban por su aspecto.


—Ya perrito ya—le rasco suavemente el cuello, cualquiera le habría dicho que tuviera cuidado y se fuera ahora que Cerbero estaba distraído pero no pudo evitarlo—Veo que aquí estas muy solo—


El perro se estiró como haciendo una reverencia y meneo la cola disfrutando de las carantoñas de la mortal.


Psique se separó de Cerbero y se agarró su gran estomago de embarazada ya había salido de cuentas tenía que encontrar un lugar donde dar a luz, Cerbero percibiendo su malestar olfateo su vientre y meneó la cola luego se puso a ladrar.


En ese instante una figura blanquecina apareció tenía los ojos vendados su pelo era blanco plateado con mechones dorados era una joven muy hermosa y a su lado había un perro de oro. Supo enseguida quien era al ver a la diosa acariciar a Cerbero, Kyoko, la hija de Hefesto.


—Mi señora—


Pero Kyoko se apresuró a levantarla.


—No te inclines, no estas en condiciones en tu estado—


A continuación para sorpresa de la mortal la coloco sobre el lomo de Cerbero cuando el monstruo se incorporó la princesa nunca había estado en semejante altura asombrada pudo ver todo el nublado inframundo.


—Vamos hemos de ir al Tártaro—


Aquello aterro a Psique sabía que irrumpir en el inframundo era un crimen pero de hay a llevarla al inframundo...Kyoko pareció percibir su malestar pues le sonrió cálidamente.


—No te preocupes no es lo que crees—habló cálidamente la diosa—Sabemos de tu situación y mis señores Hades y Perséfone se han compadecido de ti, mi madre también los avisó pidiéndoles ayuda—


Psique contuvo las lágrimas de gratitud.


—Mi madre y los reyes del inframundo lo han estado pensando y esta maldición al igual que todas tienen lagunas, el idiota de mi (padre)se aseguró de que jamás dieras a luz aprendiendo de Leto pero al igual que ella hemos encontrado un lugar donde des a luz—


Un sitio donde no hubiera nada de vida y jamas hubiera dado la luz de los astros, el Tártaro prisión de los titanes y castigo eterno de los criminales, a medida que avanzaban a el lugar absolutamente oscuro pero se escuchaban gritos y ruidos horribles de animales, monstruos y de tortura.

Las tres Furias se presentaron ante ella y las guiaron.


Allí en una pequeña cueva Psique pudo por fin dar a luz mientras Kyoko ayudaba a traer al mundo a su sobrina, mientras gritaba la joven se concentraba para traer a su hija, el Tártaro no era el lugar idóneo para traer a un hijo al mundo pero no quedaba otra.

Fuego IncandescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora