17. Asistente infantil

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¿De qué puedo trabajar?

Me hice esa pregunta mil y un veces antes de dormir, mirando la cama arriba mío y escuchando los resoplidos de la niña cebra.

No podía dormir, siquiera cerrar los ojos, me sentía incómoda y con un calor inecesario.

"Hueles como dos personas distintas..."

Ahora, más encima, empezaba a recordar todos mis problemas, cosas que me podían complicar la vida.

"¿Ahora sí me vas a explicar el porqué de tu olor a sangre"

Su tono sarcástico me llenaba la boca de sabor ácido, siempre lograba sacarme de quicio, y esa vez si que pensé que no me salvaría.
Siquiera recuerdo cuando llegué a mi cama luego de eso.

[...] Días antes, en el consultorio de Zion.

-¿Ahora sí me vas a explicar el porqué de tu olor a sangre?

...

¿Lo pueden oler?

Las gacelas no tienen un olfato espectacular, normalmente es superado por el de los carnívoros.

¿Eso significa que todos sabían que yo olía a sangre?

-¿Mataste a alguien?

Ya me inculparon de homicidio y me tuvieron en una sala de interrogación toda la noche, acompañada de un caballo-mierdastar-infantil.

-Claro que no. - dije hastiada con todo el asunto.

También estaba indignada, todos estos días los que me rodeaban pudieron haber preguntado o intervenido, pero ya el daño estaba hecho, y tampoco es como que quisiera ayuda.

No necesitaba nada de nadie, pude sobrevivir nueve años en el infierno, ésto es fácil.

-¿Estás segura? - inquirió

Tuve que suspirar y contar hasta cien para no morderme los labios hasta que sangren. Que... denso que es este tipo.

-Completamente segura.

Me miró unos minutos en silencio, sentí que su silueta se hacía cada vez más grande.

Él iba a seguir hablando, pero la alarma de su reloj que indicaba el fin de la sesión me salvó.

-Ya te puedes ir, nos vemos el miércoles.

Recogí mis cosas con nerviosismo, cuando me llamó.

-Y Sora, espero que sea así.

Me estremecí al instante, su tono fue como el de una bestia acechando a su presa. La forma en que lo dijo me dejó en claro a quien no le debía mentir.

[...]

¡Ese tipo era un hijo de puta intimidante!

Nunca esperé que tuviera esa actitud, sabía que era bastante astuto, pero no agresivo.

-Odio mi vida.

O sea, no la odio, puedo hacer muchas cosas que antes no podía ni imaginar. Lo que detestaba era como todos me pisoteaban uno tras otros, me daban órdenes y no era importante.

Parecía el laboratorio, sólo que con un escenario distinto y con múltiples doctores.

Tal vez estaba siendo muy pesimista, pero es todo lo que puedo hacer a las tres de la mañana con insomnio y muchos ruidos y luces molestos.

Pero también está el tema de la perra esa que me molesta todos los días con su rebosante brillo y felicidad que me rompía los que no tengo fisiológicamente, pero sí mentalmente.
Me persigue 24/7 a todas horas y sin motivo aparente, cuando como, me pregunta si quiero sal, cuando hago la tarea, pregunta si necesito ayuda, cuando me estoy bañando me pregunta si quiero que me ayude a frotarme la espalda ¡Pervertida de mierda, tan denunciable!

HajinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora