Capitulo 23: Todo

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Estaba tensa.

Allí en mitad de aquella sala llena de gente, de camareros paseando con bandejas de canapés, de copas de champan, de música.

Estaba en una de las múltiples fiestas a las que invitaban a Mark, pero esta era diferente.

Cuando llegaron y el dueño de la casa les recibió, tomando del brazo a su hija.  Y Mireya reconoció a aquella mujer y también pudo ver como ella miraba a Mark y como la desprecio con apenas una mirada de soslayo.  Era la misma mujer que  había tratado con tanta familiaridad a Mark en la fiesta de la hermana.

Ahora estaba allí, sola en mitad de aquella sala, porque Mark había ido un momento al servicio y se sentía más sola que nunca.

En los últimos días su trato con Mark Cardoni había sido aun más distante, era como si ambos supieran que todo había acabado, pero ninguno tenía el valor para decirlo.

Suspiro y dejo la copa vacía sobre la bandeja de un camarero y con cierta desconfianza camino entre la multitud hasta salir de la sala.  Una vez en el pasillo miro a ambos lados, siguió su instinto, y camino hacia la derecha.

El sonido de sus tacones resonó sobre el mármol del suelo, miraba a su alrededor observando los cuadros que adornaban la pared. Paro de repente, al oír la voz de Mark, avanzo un pie, pero volvió a quedarse quieta. Les oía, oía sus voces, hablando, discutiendo.

-Jesica por favor –Mark suspiro cansado

-Pero no lo entiendo –Ella parecía irritada -¿Por qué Mark? He estado esperando a que te cansaras de tratar con esas mujeres a que quisieras sentar la cabeza y ahora te lías con esa…

-Yo no te pedí que esperaras a nada –Mark paso las manos por su pelo nervioso

-¡¡Pero yo estoy dispuesta a esperar!! –Jesica grito molesta –Nos conocemos desde pequeños Mark, yo siempre estuve ahí, para ti y tu no me veías. Te fijaste en una mujer a la que solo le importaba tu dinero y después esa larga cola de prostitutas …. Y ella…

-Ella es una Wife, Jesica –Mark la corto ya cansado de la conversación –Es una Wife, nada ha cambiado, yo no he cambiado

Mireya no podía ver el rostro de ambos, pero estaba segura de que esa respuesta habría logrado una sonrisa en el rostro de aquella pija engreída y sin embargo en ella había terminado de destruir su última esperanza. Después de todo, nada había cambiado.

En silencio, dejando los susurros de ellos detrás, regreso caminando hacia la sala. Con la vista perdida, como si acabara de ver un fantasma y eso era lo que había visto. Su propio fantasma, el fantasma de su relación con Mark Cardoni.

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