Capitulo 37: El pasado vuelve

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Observo su reflejo en el gigantesco espejo de la sala, parecía otra, quizás por lo que sabia, quizás porque ella si sabia lo que hoy ocurriría o al menos una parte. Aunque tenia cierto miedo a descubrir que era lo que había a su alrededor.


-¿Te pasa algo? –Ángel la observo desde la puerta, confundido. –Estas extraña desde ayer



 

-No –se giro hacia él y le sonrió –No me pasa nada



-¿Vas a algún sitio? –Frunció el ceño observándola



-Quiero ir de compras –hablo tranquilamente



-Ah, bueno –y él respondió aliviado –Yo tengo que arreglar unas cosilla con Mark



-Muy bien –Mireya asintió mientras tomaba su bolsos –Nos vemos en la comida



-¡Que te diviertas! –Ángel la observo caminar hacia la salida de la casa



Jamás pensó que podía llegar a ser tan buena actriz, nunca había logrado esconder tanto sus sentimientos.  Quizás la vida si la había cambiado, ahora tenía la capacidad para esconder su rabia, su dolor, para caminar mirando de frente, ahora si parecía capaz de defenderse.

 



 

Salió de la casa decidida, se subió a su auto y condujo por la ciudad hasta donde debía ir. Aparco el coche en un lugar alejado para que no lo vieran y camino por las calles hasta pararse en una cafetería, justo frente al edificio donde estaba la joyería. Entro a la cafetería y escogió una mesa que daba al ventanal, desde donde podía observar perfectamente y allí, espero. Espero a que llegara el momento.



Observo cuando Ángel y Mark llegaron, así que solo faltaba una persona para la reunión.



 

Anoche en la cena a Mark se le había escapado que había quedado con su jefe para hablar, claramente estaba informándola de que iban a tratar el asunto del cuadro, lo que no podía imaginar es que ella, estaría en esa reunión.



 

Bajo la vista a su café y volvió a mover la cucharilla removiendo el liquido marrón, cuando alzo el rostro miro por la ventana y allí estaba. 



Tan imponente, tan impecable, como le recordaba. Bajo del coche y quito una arruga de su chaqueta, la abrocho y con su habitual gesto movió el brazo alzando la manga de la chaqueta para ver la hora en su reloj.  Sus pasos decididos, como si fuera quien manda y siempre lo era.



Se adentro en la joyería y el chofer se llevo al coche.



 

Mireya se quedo mirando a través del cristal por un tiempo y finalmente tomo su bolso, dejo un billete sobre la mesa y salió de la cafetería. Cruzar la calle se le hizo eterno, como si a cada paso estuviera más cerca de algo terrible, su corazón se aceleraba, aferro su bolso con fuerza y trago saliva.



 

Al entrar en la joyería observo el lugar ya a punto, las vitrinas estaban listas, a la espera de la exposición de las joyas, al oír las voces retrocedió hasta esconderse pegada a la pared, asomo la cabeza y les vio, parados frente al cuadro.



 

-Trate de que lo quitaran pero ella me amenazo con abandonar la campaña –Mark hablaba tenso



 

-Y yo la respaldo –Ángel sonrió



 

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