Capitulo 4: Diferente

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Giro hacia el otro lado y de nuevo volvió a tumbarse bocarriba, tiro de la sabana hasta cubrirse, la aparto de ella.

-Uff –se incorporo sentándose sobre el colchón y miro a su alrededor.

Llevaba prácticamente toda la noche despierta. No había podido pegar ojo y lo peor era la razón de ello. Una pregunta agujereaba su cabeza constantemente. ¿Dónde estaría Mark Cardoni y que estaría haciendo?

-¿Qué me pasa? –se levanto y camino descalza por la habitación, se paro ante las puertas de cristal del balcón y las abrió. Dio unos cuantos pasos hasta llegar a la baranda y se apoyo en ella, mirando hacia abajo. 

El sol había salido hacia apenas media hora, aun había algo del aura del amanecer a su alrededor. La suave brisa meció su cabello.

Miro el inmenso jardín que la rodeaba, verde y lleno de vida, de flores, de arboles. Un autentico paraíso. Y cualquier mujer que estuviera allí se sentiría así. ¿Entonces porque ella no? ¿Por qué cuando miraba a su alrededor no veía más que una cárcel?

De repente algo llamo su atención. La figura de un chico corriendo por el jardín, sonrió observándole, libre, feliz.

Se giro y entro en la habitación.

Se ducho rápidamente y escogió la ropa más sencilla que pudo encontrar en su nuevo fondo de armario.

Salió de la habitación y recorrió el pasillo casi corriendo, como si fuera en busca de algo o de alguien. Quizás lo hacía.

Bajo las escaleras rápidamente y se paro en la entrada de la casa, giro el rostro hacia el comedor.  Sus ojos recorrieron la inmensa mesa, vacía.

Y entonces supo que era eso lo que estaba buscando.
Buscaba a Mark Cardoni. Tenía la pequeña esperanza de que estuviera ahí esa mañana.

Negó con la cabeza alejando esos pensamientos de ella y giro en dirección contraria al comedor. Había visto al mayordomo entrar y salir por aquella puerta muchas veces y estaba segura que por allí estaría la cocina. 

La abrió despacio, temiendo encontrar el rostro serio del mayordomo tras ella. Pero no había nadie, observo el largo pasillo que se extendía ante ella y avanzo por el indecisa.  Escucho un sonido en la puerta que había a unos metros de ella, camino despacio y se paro observando. La puerta de cristal estaba abierta, pudo ver una inmensa y preciosa cocina, con un isleta en el centro.

Inconscientemente dio un paso al interior, mirándola maravillada y entonces se topo con una mujer que la miraba sorprendida, que sostenía un paño en sus manos.

-Oh disculpe –Mireya dio un paso atrás –No quise interrumpirla

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