Capitulo 24: Un angel de la guarda

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Estaba amaneciendo, los rayos de sol se colaban por el gran ventanal alumbrando una cama vacía. 

Mireya permanecía justo donde se había quedado la noche anterior, sentada en el suelo, apoyada sobre la puerta de su habitación, con los ojos abiertos y restos de lagrimas en ellos. Parecía un alma en pena, alguien que se había roto por completo y no encontraba como poder levantarse y eso era lo que sentía.

Cuando escucho la puerta de la habitación de Mark cerrarse su mano se aferro a la puerta, escucho los pasos de él hasta detenerse, justo ante ella, cerró los ojos con fuerza y cuando volvió a oír sus pasos alejándose una lagrima resbalo por su mejilla hasta caer al suelo.

No supo cuanto tiempo permaneció allí sentada, con la mano sobre la madera y sus ojos cerrados con fuerza. Finalmente se levanto y camino hacia el baño, no había ninguna reacción en su rostro, se había convertido en un fantasma.

El vapor del agua inundo el baño mientras ella se sumergía bajo la ducha, dejando que cada gota se arrastrara por su piel, llevándose su rabia. Cuando cerró la ducha, el baño se había convertido en una autentica sauna. Salió de la bañera y tomo la toalla, se seco el cuerpo y el pelo, se quedo mirando su reflejo en el espejo y usando la misma toalla limpio este, librándose así del vaho que cubría su reflejo. Dejo caer la toalla al suelo y se observo fijamente, desnuda, con el pelo húmedo cayendo por su hombro.

Su rostro quedo frio, indiferente.

Salió del baño totalmente desnuda, atravesó la habitación y entro al vestidor, abrió todas las puertas de este y sacando las maletas del fondo comenzó a lanzar todo al interior, ropa, zapatos, bolsos. Estaba recogiendo todo, absolutamente todo lo que Mark Cardoni le había regalado. 

Abrió el ultimo cajón y se quedo observando su interior. Saco la ropa y comenzó a vestirse, después se  acerco al espejo del vestidor y se observo, con la misma ropa con la que un día había llegado a la casa de Mark Cardoni.

Arreglo su pelo y se maquillo, todo ello con un rostro inexpresivo y de forma calmada, como si estuviera siguiendo cada paso de una orden.

Una vez lista regreso a la habitación y se acerco a la cómoda, abrió sus cajones y observo las joyas que había en su interior.

Las saco una a una y comenzó a guardarlas en un bolso. La ultima que sostuvo entre sus dedos fue el collar, aquella joya esplendida que Mark había ordenado hacer solo para ella.  La alzo dejándola sobre su cuello mirándose en el espejo.

-No olvidas que soy una Wife Mark Cardoni –y dejo caer el collar en la bolsa –Bien, es lo que soy .

Con todo empaquetado, todo listo para marcharse de aquella casa, salió de su habitación y atravesó la casa hasta llegar a la cocina.

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