Capitulo 6: Vete

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-¿Crees que si le pido a Mireya que me haga ese bizcocho de limón del que nos hablo lo hará? –Diego hablaba sonriendo desde la silla de la cocina

-Lo que creo es que no deberías acostumbrarte tanto a pedirle cosas y a estar con ella –Marcela suspiro –Cuando el señor Cardoni regrese, todo será distinto

-No, no lo creo –Diego negó con la cabeza –Ella es así, es autentica.

-Yo estoy de acuerdo con Diego –Gonzalo entro a la cocina y se apoyo e la encimera –Mireya no cambiara porque Cardoni regrese

-Aunque así sea, todo será distinto y lo sabéis –Marcela hablo pensativa

-¿Por qué os empeñáis tanto en creer que esa mujer es distinta? –El mayordomo se delato al hablar y todos se giraron hacia la puerta para mirarle

-¿Por qué te empeñas tu en lo contrario? –Gonzalo sonrió

-Porque ya lo he comprobado –y el camino por la cocina tranquilamente -¿Dónde estuvo ayer? ¿Cuánto gasto?

-Te diré yo donde estuvo ayer –Gonzalo camino hacia el mirándolo fijamente –Ayer estuvo comprando juguetes

-¿Juguetes? –El frunció el ceño después sonrió –¿No me digas que tiene un hijo?

-¿Mireya tiene un hijo? –Diego se levanto de su asiento rápidamente

-¡No! –Gonzalo lo miro molesto, después fijo la vista de nuevo en el mayordomo –Compro juguetes, ropa, libretas, compro muchas cosas y después las mando a un orfanato.

-¿Un orfanato? –el mayordomo se quedo pensativo

-Así es –Y Gonzalo sonrió ampliamente –En lugar de ir a comprar cosas para ella, busco una forma de gastar el dinero ayudando a los demás

-Y ahora es una hermanita de la caridad –se giro y camino hacia la salida de la cocina

-¿Por qué las odias tanto? –Y fue Marcela quien lo pregunto –Siempre me lo he preguntado Robert

Pero el no respondió, siguió su camino.

No podía evitar seguir sorprendiéndose de la belleza de aquella casa, de los jardines. ¿Por qué Cardoni no disfrutaba de ello?  Siguió caminando despacio, descalza, dejando que la suave hierba acariciara sus pies. Se paro ante el estanque, observando la calma, la paz y finalmente se sentó en el suelo.

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