Capitulo 8: Joyas

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Se movió bajo la suave sabana, sintiendo como esta acariciaba su piel, suspiro y abrió los ojos sonriendo. Entonces se incorporo rápidamente, la sabana se deslizo dejando la parte superior de su cuerpo solo cubierta por el sujetador de encaje.

-Yo no… yo no.. –se tapo rápidamente –Yo no me quite la ropa

No, ella no había llegado a su habitación, no se había desnudado y desde luego no se había metido en la cama.

Lo último que recordaba era ir en el coche con Mark a su lado, apoyar la cabeza en el sillón y cerrar los ojos por un instante.

El la había llevado a la habitación, el la había acostado y eso significaba, que él la había desnudado.

-Robert –Mark se paro en la entrada de la casa mirándole mientras cerraba su chaqueta –Tengo que marcharme, por favor dile a Mireya que esta noche iremos a una exposición de pintura. Que este lista a las ocho.

-Si, señor –Robert asintió tomando el maletín y entregándoselo

-¿Todo bien? –Mark le miro fijamente -¿No tienes nada que decir?

-No señor –negó con la cabeza.

-¿no? –y Mark frunció el ceño -¿Me estás diciendo que mientras he estado fuera no la has seguido, investigado o controlado lo que gasta? ¿Qué no tienes quejas como siempre?

-No tengo nada que decir señor –Robert sonrió levemente

-¿Y esa sonrisa? –Mark  frunció aun más el ceño

-¿Qué sonrisa señor? –Y Robert volvió a su seriedad habitual

-Tengo que irme –Y Mark hablo sin dejar de observarle, después movió la cabeza sin entender nada y salió de la casa.

Mireya entro a la cocina y observo que no había nadie, abro el frigorífico en busca de leche.

-¿Necesita algo? –Robert se paró a su lado mirándola

-¡¡Ah!! –Y ella dio varios saltos atrás llevando una mano al pecho

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