CAPÍTULO 19 : Reencuentro

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BEATRICE PRIOR

Hacía poco que vi a Cuatro en una pantalla. Desde que fui recluida en Erudición pasé por muchas pruebas en las que él era el objetivo principal. Tuve que observarlo durante horas: cómo me miraba, cómo se enfabada y me culpaba por todo lo que había ocurrido. Tuve que pelear con él hasta que uno de los dos se desmayara, pues ninguno de los dos nunca se rindió. Me hicieron odiarlo por aparecer en mis pesadillas y por sumirme en una ola de culpa y rencor. Una parte de mí sabía que nada de lo que veía era real, pero la otra parte, la abnegada, había admitido las culpas mucho antes de que Cuatro llegara a las simulaciones.

Quizás por esas razones no me impactó tanto el volver a verlo. Y sin embargo, consiguió dejarme sin habla.

El Cuatro que también se había quedado mudo al otro lado de la pantalla lucía muy distinto al resto de versiones. Se había dejado crecer un poco la barba al igual que sus rizos parecían más largos y marcados. Además, sus ojos, esos pozos de agua marina, estaban enmarcados por unas sombras violáceas. Aun así, la sorpresa era obvia.

Era consciente de que él también me observaba, sin perder detalles como el cambio de color de mi cabello, mi vestimenta azul o los músculos reforzados de mis hombros. De alguna manera, y a pesar de la distancia, sentí una cálida brisa arroparme de pies a cabeza cuando sus ojos se posaron en los míos en silencio. Sacudí la cabeza.

—No...-me aclaré la voz. —¿No vas a decir nada?

—Insistente.

Alcé una ceja. —¿Qué...?

—Tu mirada siempre ha sido tan severa y tan insistente. Incluso siendo una estirada tu mirada ya demandaba atención. Me alegra ver que eso no ha cambiado.

Mientras sus labios pronunciaban aquellas dichosas palabras, me di cuenta de que su amor me dolía muchísmo más que las peleas que tuve con él en las simulaciones. No eran puñetazos, pero desgarraban. Llegaban hasta lo más profundo y yo...yo no sabía cómo manejar eso.

Pero entonces, volvió a ocurrir. La misma sensación de vacío. ¿Qué era lo que estaba sintiendo? ¿Qué era lo que Cuatro me hacía sentir? ¿Acaso estaba sintiendo? Todas las preguntas se amontonaban en mi cabeza sin darme tiempo a poder contestarlas hasta que al final solo hubo ruido, tanto ruido que no tuve otra opción que desconectar. No pensar en nada. No pensar en Cuatro. Aunque me mirara como si no deseara nada más que estrecharme en sus brazos y susurrar en mi oído que todo iría bien porque sabía que estaba rota por dentro. Aunque que mi primer instinto al verle fuese llorar de la impotencia porque no lo merecía.

Me habían convertido en un monstruo. Y un ángel no merecía enamorarse de un monstruo.

Volví a aclararme la garganta mientras recuperaba mis sentidos.

—Te echo de menos. —susurré sin percatarme de que mi voz sonaría tan baja.

Tonta. Tonta. Tonta. Tonta.

—Estaré contigo en muy poco tiempo. Te lo prometo.

Sonreí con los ojos llenos de lágrimas. —Te creo.

Y le creía. El problema era que él también creía en mí. Y yo...

—Tris, necesito que me cuentes todo lo que sabes de ellos. Necesito que les confirmes a todos que tú no tienes nada que ver con sus planes.

No agachar la cabeza o desviar la mirada se hizo más sencillo cuando sacó el tema por el que estábamos reunidos. No obstante, que fuera Cuatro el que me preguntara, me provocó un leve remusgo por la nuca. Como un sudor frío que hacía que olvidase todo lo que iba a decir. Sabía que eran los efectos del Suero de la Verdad. Todos sentían ese dormecimiento lento y tortuoso que les obligaba a decir la verdad sin siquiera pensarla.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2021 ⏰

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