CUATRO
Había momentos en la vida en las que pensaba con seguridad que sobrevaloramos la visión. Sí, era consciente que ser capaz de ver era un regalo que no todos teníamos y que probablemente ahora habrá varios que me tomarán por un ignorante y desagradecido.
Pero era cierto. En ocasiones, la visión era innecesaria para conocer, para sentir. Por ejemplo, la situación en la que me encontraba explicaba por sí sola lo que yo me refería. Era obvio que los abnegados estaban aterrados, pero no solo lo sabía por sus expresiones demacradas y alertas, sino por los sonidos de sus movimientos nerviosos, de sus respiraciones erráticas. Podía oler la mezcla de sudores fríos que denotaban intranquilidad. Pero especialmente podía sentir, podía sentir el ambiente de terror que se había acumulado en la sala común de abnegación, la tensión entre los abnegados, el miedo de saber que el peligro estaba más presente que nunca.
-No podéis quedaros aquí. Vendrán de nuevo y no correremos la misma suerte.
-Yo ya sabía que era mala idea desde un principio.
-Tarde o temprano iba a pasar. Erudición nos odia desde hace tiempo, esto solo ha adelantado los acontecimientos.
Más y más comentarios vacíos de esperanza y positivismo llenaban en pequeño espacio. Y yo solo quería salir corriendo a por Tris aún sabiendo lo insensato y egoísta que sería mi comportamiento.
-¿Qué se supone que vamos a hacer ahora que saben vuestra posición?
No me di cuenta que la pregunta de una abnegada que desconocía iba dirigida hacia mí hasta que Zeke me dio un codazo que hizo que alzara la vista para encontrarme con varias miradas de frustración y miedo.
-Tenemos que hablar para llegar a una solución razonable y trazar un plan para que nadie salga herido.- Fue la única respuesta sincera que pude darles en ese momento. Qué podría decirles si no la verdad. ¿Que todo iría bien y que no se preocuparan? ¿Que se nos echaban encima y que teníamos todas las papeletas de perder? Estaría mintiendo en ambos casos.
Los bufidos y suspiros de negación que denotaban desacuerdos inundaron la habitación en cuestión de segundos, algo que prevenía antes de abrir la boca.
-No podemos perder el tiempo en que volváis a reuniros para darnos una respuesta vacía.- Reclamó un hombre envuelto en tonos grisáceos, sin vida. A él se le sumaron varios comentarios a favor.
No tenía las fuerzas y el humor suficiente para lidiar con un grupo de altruistas que no estaban comportándose como tal. Por esa razón desvié la vista para mostrar mi indiferencia. Debía comenzar a pensar una estrategia...cualquier plan que pudiera proporcionarnos algo de ventaja contra Erudición y parte de Osadía.
Sorprendentemente para ellos, no tanto para nosotros, Christina salió en mi defensa y en la defensa de todos los osados que nos encontrábamos ahí.-No sé si sois conscientes de que la guerra civil está a la vuelta de la esquina. ¿Queréis estar de nuestro lado o del suyo? Es una pregunta que debéis haceros. Estas cosas no pueden improvisarse, acabamos de superar un ataque por su parte y necesitamos recapacitar, ¡esto no es juego!
Por los rostros que los estirados mostraban supe que Christina no tendría mucho problema en calmar a la multitud por un efímero tiempo. Tiempo suficiente para pensar. Me levanté de mi asiento y con un asentimiento seco de cabeza salí de la casa abnegada.
Realmente comenzaba a cuestionar la existencia de suerte en mi vida.
-Cuatro.
-No quiero hablar.-Espeté de forma cortante y proseguí andando.
-Pero necesito...
-No.-Me di la vuelta e ignorando la presencia del niño que se escondía tras él hablé.- No quiero hablarte, no quiero mirarte, no quiero respirar el mismo aire que tú. No quiero, ni debo, ni puedo. ¿Entiendes? Tú tienes la culpa de que ella esté allí.
-Quiero rescatarla tanto como tú.- Dijo Cam con aspecto tranquilo, no parecía afectado ni un mínimo por mis palabras hirientes.- Sé que es mi culpa que ella esté encerrada y quiero intentar ayudar para enmendar mis errores.
-Ya has hecho suficiente.- Respondí, mas me quedé quieto y en silencio.
-¿Tienes algún plan sobre cómo irrumpir en la sede de Erudición o solo tenías pensado en ir tú solo?-Me preguntó, sorprendiéndome que supiera los pensamientos que rondaban por mi cabeza.
-Al grano.- Presioné cruzando mis brazos en señal de resistencia, ya podía ser bueno para que le escuchara hasta el final.
Cam desvió la mirada al niño que se escondía tras él, el cuál era terriblemente parecido a Cam. Serían hermanos, pero tampoco me detuve a comprobarlo.- Ariel, ¿por qué no vas un rato con Lisa? Seguro que tiene una buena anécdota que contarte.
El niño, no muy seguro de las palabras del que creía su hermano mayor, asintió sin emitir palabra y se marchó no sin antes dedicarme una rápida y nerviosa mirada grisácea.
-Bien. He estado pensando...
-¿Tú piensas?- Le interrumpí con sarcasmo.
Cam rodó los ojos.- Si queremos sacar algo en claro debemos dejar nuestras diferencias a un lado, sino buscaré a otra persona.
Sabía que mi comentario había sido infantil, pero sinceramente él no era mi persona favorita en ese momento. Sin embargo, me vi obligado a tragarme mi orgullo para contestar.- Sigue.
Al principio le sorprendió que aceptara tan fácil y rápidamente, lo que provocó una pequeña sonrisa satisfactoria en mis labios. Mis músculos alrededor de mis labios tiraron al sonreír.
-Bien...-Se aclaró la garganta.- Estamos en una desventaja notable contra Erudición al contar con más del 65% de los osados de su parte.
-Tienen miedo de estar en el bando incorrecto, por lo que se limitaron a seguir a los líderes, creyendo que la victoria estaría garantizada por ellos.- Uriah posó una mano sobre mi tenso hombro, aportándome el apoyo que necesitaba en esos instantes.
-Exacto, podemos aprovechar esa vulnerabilidad más tarde.
-¿Qué sugieres?- Le pregunté no tan reacio ha escuchar su propuesta como al principio de la conversación.
-He pensado que debemos ir ganando terreno poco a poco. El conflicto solo está entre Erudición y Osadía, pero todos sabemos que tarde o temprano será necesario contar con ese tipo de valores medioambientales.
-¿Quieres conquistar las facciones y sus territorios?-Preguntó Uriah con un deje de sorpresa e incredulidad.
-No...me refiero a hacerlas nuestras aliadas.
*************
¡¡¡Hola!!!
Podemos decir que han empezado las vacaciones no-oficiales para mí. Eso significa que tengo que seguir yendo a clase pero...¡ya he terminado los exámenes! ¡Yass!
Por el grupo de whatsapp prometí que iba a subir más de un capítulo a lo largo de la semana, así que me tendreís por aquí. Después, intentaré volver al horario de Insurgente los sábados.
¡Muchísima suerte a todos y todas con los estudios y con lo que no son estudios!
Nos leemos.
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Insurgente ¿Sin guerra?
FanfictionLa vida en Chicago no era la misma desde el día en que la guerra estalló. Ni siquiera sabía si a mi situación se le podía llegar a considerar vida. Había perdido la noción del tiempo y no ser capaz de distinguir entre la luz y la oscuridad me estaba...