CAPÍTULO 14

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CUATRO

—Ya te he dicho que no quiero nada.—aparté con la mano la taza de té que por quinta vez un sin facción me ofrecía.

—Puede que seamos el grupo más bajo de Chicago, pero nuestra comida viene del mismo lugar que el resto.—me tensé al escuchar la voz de mi madre a mis espaldas.—Déjanos solos, Tino.

Sus manos se posaron en mi espalda, pero me aparté realmente cabreado hasta ponerme de pie. Sin más remedio, la encaré. Su imagen me impactó: sus ojos casi idénticos a los míos, el cabello un tanto más corto de lo que recordaba, esa mirada que solía poner cuando tenía una rabieta...pero yo ya no era un niño.

—¿Qué es lo que quieres?—me crucé de brazos con el ceño fruncido.

—Sabes lo que quiero.—dijo en un tono suave. Claro que lo sabía, llevaba un año ignorándola con sus peticiones de volver a tener una bonita relación de madre e hijo y no tenía pensado cambiar de opinión por el momento.

—Sabes lo que opino.—le contesté impertérrito.

—Tobías, no te pido que volvamos a ser los de antes, ambos sabemos que las circunstancias nos han cambiado a ambos.—se acercó y como un acto reflejo, desvié la mirada.—Solo quiero intentar recuperarte, hijo.

—Podrías haber querido eso cuando era un crío, pero parece que no me echaste mucho de menos esos años.

—Te eché de menos cada minuto del día, pero estaba asustada por tu padre.—se excusó posando una mano en mi hombro.

Esa excusa a mí no me valía.

—¡Yo también estaba asustado!—di un paso hacia atrás.—Pero a diferencia de ti yo no tenía lugar donde escapar, madre. Y a sabiendas, desapareciste, como si nunca hubieses existido.

Muy en el fondo la entendía, yo no era el único que recibía la ira de Marcus y también me dolía que mi madre saliera perjudicada. Pero, ¿por qué no pudo llevarme con ella? ¿Acaso no pensaba tanto en mi dolor como yo sufría por el suyo? Tenía el dolor de un niño abandonado por su madre, su ejemplo a seguir; y eso era un daño que no se curaba con un simple lo siento.

—No puedo perdonarte, al menos no aún.—ahora mismo tenía problemas mucho más importantes para tener que estar lidiando con una reconciliación que, sinceramente, no podía asimilar todavía.

—Lo entiendo.—asintió intentando disimular el dolor que le causaba toda esta situación.—Me he enterado de...

—Cuatro.—una chica osada se acercó con determinación.—Peter no está.

Apreté el puño con fuerza.—¿Habéis buscado bien?

La chica asintió.—¿Quieres que enviemos una partida de búsqueda?

Negué inmediatamente.—Tenemos que seguir con la misión principal, anuncia al grupo que partimos en media hora.

—Hazme el favor de quedaros a dormir, aún os queda mucho tramo por recorrer y necesitáis fuerzas para lo que os venga.—mi madre intervino poniéndose entre medias.

Fui a objetar, mas la chica se interpuso.—Estamos cansados de la pelea, nos vendría genial pasar la noche aquí.—miró a su alrededor.—Aunque podamos morir por un derrumbe.—apuntó en voz baja.

Suspiré, la verdad es que estaba derrotado entre tanta acción de seguido. No podía perdonarme gastar tanto tiempo, siento que cada minuto de descanso estoy más lejos de ir a por Tris...¿Cómo estará? Si me ponía a pensar en ella, entraba en un agujero negro que me sumía en la más profunda desesperación, así que debía concentrarme en la misión. En las misiones.—Está bien, pero solo una noche.—desistí, mas la chica se vio satisfecha antes de alejarse por donde había venido.

—¿Debo preocuparme por tu amigo?—dijo mi madre.

—No, Peter sabe cuidarse solo, tarde o temprano iba a suceder.—me limité a responder.—¿Tenéis comida suficiente para todos?

TRIS

—Aquí hay comida suficiente para alimentar a todos los sin facción.—escuché decir a Arian, mas me parecía una voz muy lejana.

El palpitar en mi cabeza era lo único que se mantenía constante todo el tiempo. Casi había aprendido a contar los segundos sin un minutero que me ayudase. ¿Cuánto tiempo llevaba aquí? Unos cuantos millones de segundos.

—Pobre Tris...—una imagen distorsionada de la chica de ojos felinos apareció frente a mí.—He de decir que echo de menos la ponzoña de tus palabras, eras la única con la que realmente me divertía conversando, nunca sabía qué ibas a decir.—sentí livianamente el tacto de su dedo delineando mi mejilla.—Pero verte así, tan sumisa...tan vulnerable...he soñado muchas veces con esto, ¿sabes? Quiero decir, ¿quién acallaría alguna vez la altanería de la gran osada Tris? Parece que todos tenemos un interruptor.

Entonces, con un poco de impulso, su mano empujó mi hombro provocando que cayese al suelo. Mi cuerpo comenzó a temblar involuntariamente, llevándome a todas esas horas de tortura eterna que había pasado.

—Basta...—susurré con la voz rota.

—Oh, pero si acabamos de empezar.

¿Estará al menos bien él? Entre sollozos, solo pedía eso, que uno de los dos se salvara.

***********

¡HOLA CARACOLA!

¿Actualizando Insurgente? ¿Un nuevo capítulo? ¿Qué es eso, se come?

Solo digo que espero haber vuelto para quedarme y liarla un poquito por aquí jujujuju.

¿OS HA GUSTADO? A mí no. Que siiii.

¿Por qué creéis que se ha ido el buenorro pero odioso y a veces amoroso Peter? Yo zi lo c, pero no te wua a decir jeje.

Dadle ⭐️ si queréis que siga actualizando este fanfic para darle un final a esta historia.

¡Nos leemos!❤️

-Luuuh

Insurgente ¿Sin guerra?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora