CAPÍTULO 12

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CUATRO

Nada estaba saliendo cómo había planeado: finalmente había accedido a regaña dientes estar en el grupo que se dirigía a Cordialidad, tenía que dirigir junto a Peter y no iba a estar con Zeke o algún amigo en el que confiar plenamente.

Por si no fuera poco, habían asignado a Cam a mi grupo además de tener que cargar con el estúpido de Nick, quién se había tomado demasiado en serio lo de no despegarse de mi lado para que yo le entrenara.

El aliento entrecortado del susodicho golpeó mi nuca. Apreté los dientes en un intento de calmarme.

-Intentaremos sortear la base de los abandonados por la izquierda, rodeando justo el límite de su área, atravesaremos el río y en cuanto pasemos esa zona estaremos a salvo de ellos. Después, seguiremos todo recto, manteniéndonos ocultos entre la maleza y los edificios, ya que los trenes y la vigilancia están bajo el mando erudito.-indiqué sin mirar a nadie particular, ni siquiera paré, ya que no teníamos el lujo de perder el tiempo.

-¿Esta mierda de plan es la que no podías decir en Abnegación porque íbamos a retrasarnos?-cerré los ojos al escuchar al incordio de Peter.-Creo que te has superado, no has tardado ni medio minuto.

-Ya me estaba extrañando tu falta de participación.-ironicé.

-¿Y si nos cazan los repudiados, qué haremos, jefe?-me reprocha, diciendo la última palabra con un tono de burla.

No tenía ni idea de por qué Tris aseguraba que ese elemento había cambiado un mínimo, yo no era capaz de verlo.

-Tú también eres líder, Peter. Oh, ya veo. Esperas que resuelva tus problemas, ¿verdad? Tú mismo lo has dicho, ya no soy tu mentor. Piensa si es que puedes.

No me había dado cuenta de que había parado para contestar a Peter, así que volví a andar. No obstante, no di ni cinco pasos cuando volví a sentir el aliento en mi nuca.

Me giré.-Tío, deja de meterte en mi espacio personal. Es incómodo.

Nick abrió los ojos. Tenía varias líneas de sudor corriendo por sus sienes y su expresión denotaba miedo.-Lo siento, es que nunca había conocido tanto Chicago, apenas salía del área de Erudición.

Suspiré y seguí andando.-La ambición de querer ser tan inteligentes os daña la cabeza. No todo se resume en el conocimiento.

-Lo sé. Por eso huí de ahí.-Hizo una pausa en la que creí que o se había caído o simplemente no tenía nada más que añadir. Tuve que dar un vistazo rápido para comprobar que seguía en pie.- Somos muchos los que estamos en contra de Jeanine, ¿sabes?

Asentí con lentitud.- Tris mencionó de pasada algo de eso.

-Sin embargo, somos pocos los que nos rebelamos y los que lo hacemos...nos lavan la mente. Controlan a las personas como quieren, Erudición ya no es lo mismo que antes.

-¿Antes era diferente?-pregunté sin estar metido del todo en el tema, pues estaba demasiado centrado en no encontrarme con ningún abandonado.

-Completamente diferente.-remarcó con énfasis.- Antes de Jeanine subiera al poder utilizábamos el saber para hacer el bien, para beneficiar a Chicago. Además, no teníamos tantas restricciones, hace mucho que no siento lo que es ser feliz.

Siempre supe que Erudición no era un lugar en el que jugar a las tres en raya y pasar el rato sentado en una silla mientras tomas el sol, pero suponía que al menos los que estaban dentro tenían unas buenas días. Según la imagen que Nick me había dado, eso parecía un laboratorio en el que todas las personas eran conejillos de indias. Personas sin sentimientos, únicamente con objetivos.

Insurgente ¿Sin guerra?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora