Cuatro
Suspiré con pesadez mientras observaba la monótona fachada del hogar de los Prior, tan gris como el resto de edificios de la facción.
Ahora era cuando veía más claras las razones por las que me fui, a parte de la obvia.
-¿Tobías, cierto?-Icé la vista cuando escuché la serena voz de la señora Prior. Asentí en respuesta.- Es un placer verte de nuevo, has crecido mucho.-Dijo, y aún siendo claras sus facciones demacradas se las apañó para darme una pequeña sonrisa antes de invitarme a pasar.
Observé serio el interior de la casa, el cual no había cambiado desde que vine por primera vez aquí. Quién me diría que la pequeña rubia que se escondía sería la persona más importante de mi vida.
Pasamos a la sala de estar, donde el padre de Tris se encontraba con el mismo gesto de dolor que su mujer. Me puse en su lugar y su situación era bastante peliaguda, su hija había sido secuestrada por la facción en la que su otro hijo, Caleb, estaba. No me gustaría estar en su pellejo.
-Toma asiento, muchacho.-Dijo el señor Prior antes de volver a sentarse al lado de su mujer y quedando frente a mí.
-Christina me dijo que querían hablar conmigo.-Decidí iniciar la conversación, ya que parecía que ellos tenían la cabeza en otra parte. Nunca había visto a la familia tan angustiada, deprimida...vacía.
-Así es.-Dijo la mujer.- Mi hija me contó una vez que vosotros...bueno...-Comenzó a trabarse.
-Estamos juntos.-Le aclaré sin rodeos.
Natalie sonrió con un deje de alivio.-Veo que al final supo perdonarte.
Asentí y no pude evitar sentirme avergonzado delante de los padres de Tris. No sabía si ellos eran conscientes de lo que llegué a hacerle, pero todo lo que tuvieran que decirme lo aceptaría con la cabeza gacha.
Fui un tremendo estúpido.
-¿Qué ocurrió?-Preguntó Andrew con una ceja alzada, supuse que el no había sido enterado.
-Nada, cielo. Cosas de parejas.-Le comentó su mujer con una dulce sonrisa que desapareció casi al instante.
Después, nos quedamos en un silencio incómodo que al parecer el matrimonio tenía intención de romper sin éxito alguno, pues Natalie miraba sus manos con nerviosismo mientras su marido acariciaba su espalda con una expresión ausente, como si su alma se hallase muy lejos de su cuerpo.
Decidí que era el momento de intervenir.-Lo siento mucho, nunca quise hacer eso y prometo que...-Me dispuse a disculparme con la mayor sinceridad posible por herir a Tris, mas Andrew me interrumpió.
-¡Ayuda a nuestra hija, te lo pido!-Exclamó con los ojos cristalizados, sorprendiendo tanto a su mujer como a mí. No esperaba esa reacción de un hombre tan serio, pero supuse que todos teníamos secretos que eran mejor que permanecieses bajo llave.
-Cariño...-Le dijo Natalie a su marido, siendo ahora ella la que acariciaba su espalda con la intención de consolarlo, pues se había llevado las manos a la cara, ocultando las lágrimas que estaba seguro que corrían por sus mejillas.
-Yo...-Dije observando el suelo con un profundo pesar.-Yo quiero ir a por ella, mierda solo quiero correr y correr para ir a donde sea, pero esta gente no me deja salir.-Expliqué nervioso agitando las manos al aire.-Me siento tan impotente.
-Debemos mantener la calma.- Dijo Natalie, quién parecía ser la voz más razonable y objetiva de los tres.
Me llevé las manos al cabello y estiré con frustración las raíces.-Ella sabría qué hacer en estos casos.
Estaba tan perdido, desorientado. Y era algo irónico, pues antes de conocerla nunca había dependido de nadie. Sin embargo, me acostumbré a tenerla a mi lado siempre que la necesitaba, a contar con un oído que escuchara cualquier tontería, a tener un hombro al que llorar y sobretodo a escuchar esas palabras que me recordaban que no estaba solo.
"Te amo"
-¿La quieres?-Alcé la vista para encontrarme con enrojecida de Andrew.
Casi me ofendió que lo cuestionara.-La amo con mi vida.
Entonces, ellos se miraron con complicidad como si supieran algo que yo no.
-¿Qué ocurre?-Pregunté con una ceja alzada.
-Andrew, no podemos arriesgar así la vida del chico. Si algo le ocurre Beatrice tampoco se lo perdonaría.-Dijo Natalie.
-Pero...
-¿Qué traman?-Volví a preguntar con más insistencia al haber sido ignorado.
Natalie suspiró.-Es arriesgado y no quiero que te pase nada. Habíamos pensado en que fueras a Erudición sin que nadie se enterase.
Inmediatamente me interesé por el tema mucho más.-Ya lo había pensado, pero es un desafío intentar escapar de aquí.
-Mi esposa tiene razón, no puedes ir solo, sería un suicidio.-Aportó Andrew con melancolía.-Los guardias eruditos no dejan de ser unos cabezas huecas, pero ahora que habrán reclutado a media Osadía no subestimaría tanto la seguridad.
Fruncí el ceño con confusión.¿Cómo sabía...? Abrí los ojos con sorpresa.-¿Usted era de Erudición?
Andrew miró a otro lado con incomodidad por mi pregunta, pero al menos me respondió.-Sí, pero la Erudición de antaño no tiene nada que hacer con la actual. Desde que Jeanine asumió el poder todo empeoró. Esa despiadada bruja...
Decidí ignorar la evidente repulsión que noté con claridad como el hombre decía.-¿Y usted se vino a vivir a la facción de Natalie?
-¡Oh, no! Ninguno de los dos somos abnegados. De hecho, él era erudito y yo osada.
Ahí ya me sorprendí de verdad.-¿Qué?
-Creemos que por eso Beatrice... no obtuvo resultados claros en la prueba.-Admitió su madre con la cabeza gacha.
-He tenido suficientes sorpresas en un día.-Dije más para mí mismo. Si te ponías a pensarlo tenía sentido: ambos eran de facciones distintas, erudición y abnegación, y ahora sus hijos se habían marchado a esas facciones seguramente sin ser conscientes de la procedencia de sus padres.
Se me pasó por la cabeza mencionar el hecho de que los dos hermanos estaban en Erudición. ¿Y si Caleb...?
No obstante, mis pensamientos fueron interrumpidos por un grito desgarrador que nos hizo alarmarnos a los tres.
Natalie y yo nos levantamos de golpe.
-¡Nos están atacando!
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Perdón por subir un capítulo tan corto y tan tarde, tengo la semana llena de exámenes😭😭
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Insurgente ¿Sin guerra?
FanfictionLa vida en Chicago no era la misma desde el día en que la guerra estalló. Ni siquiera sabía si a mi situación se le podía llegar a considerar vida. Había perdido la noción del tiempo y no ser capaz de distinguir entre la luz y la oscuridad me estaba...