BEATRICE PRIOR
—Si morimos, voy a pasarme el resto de mi vida futura persiguiéndote para recordarte que fue tu culpa.
No vi la expresión de su cara, tampoco podía distinguir si se trataba de un miedo escondido en humor o simplemente estaba siendo exagerado. Sin embargo, no sentí esa necesidad de averiguarlo, por lo que mantuve los ojos cerrados como llevaba haciendo las últimas dos semanas y me concentré en el silencio de mi alrededor, tanto que la respiración de mi acompañante se hacía molesta. Había aprendido a escuchar, a entender el lenguaje del silencio a través de la ceguera y el mutismo. Por eso, supe distinguir el cambio de ambiente en mi postura, un pequeño silbido de aire a mi izquierda que me hizo levantarme y sin dudar atestar una puñalada ciega. Cuando abrí los ojos, tardé unos segundos en ver el cuerpo inerte de la señora, con la empuñadura del cuchillo en la garganta. Me deleité en cómo la sangre brotaba hasta crear finos pero irregulares surcos en su camiseta blanca, en cómo abría la boca sin expresar sonido alguno, cómo ella también comprendía el silencio.
Apenas pasaron cinco segundos cuando la mujer se desintegró ante mis narices, dejando ver la sala de entrenamiento que tanto aborrecía.
—No me has dejado disfrutar la victoria.-fruncí el ceño hacia donde pensaba que estaría Fabian, pero me relajé al verlo contra la pared, agarrado por el cuello de la camiseta.—Caleb, hermanito. Suéltamelo, anda.
La expresión de Caleb se volvió amarga, pero terminó suspirando con resignación. Sonreí.—¿Qué os dije de practicar a solas? Algún día no seré yo quién os descubrirá y entonces todo el plan se desmoronará si ven que no obedeces.
—Yo no tengo nada que ver.—dijo Fabian.—Ella me obliga.
—Y obedezco.—me acerqué hacia los dos hombres, acechante.—Estaba mejorando la técnica para sorprender a Jeanine cuando haga la supervisión.—alterné la vista entre Caleb y Fabian.—El cerebrito musculoso tiene razón, le hice un poquito de chantaje emocional. Por cierto, no sé si serás consciente de que se está dejando ser agarrado del cuello por tu posición, no por tu fuerza.
Así conseguí que Caleb diera dos pasos hacia atrás, visiblemente avergonzado. Fabian se colocó la camiseta y tras lanzarme una mirada en la que pude distinguir su dilema interno, salió de la sala de entrenamiento murmurando.
—Bueno, ¿hay noticias que deba saber?—me solté la coleta y agité la cabeza levemente. Me dirigí hacia los vestuarios a sabiendas de que Caleb me pisaba los talones.
—Tu mensaje causó las tensiones entre los sin facción que teníamos previstas, ya no hay rastro de osados entre las zonas que los primeros frecuentan.
—¿Y el grupo que se dirigía a Verdad?—me saqué la camiseta de camiseta de tirantes y sin quitar la vista del espejo, me coloqué la camiseta y chaqueta azules características de Erudición.
Caleb se aclaró la garganta con disimulo, pero la sola idea de que había logrado incomodarle más de una vez al día, me satisfacía como nada en el mundo.
Encaré a Caleb sin quitar la sonrisa y me acerqué justo cuando él igualaba la distancia.—¿Te gusta los nuevos reflejos cobrizos? Creo que me quedan de muerte con el traje de Erudición.
—El grupo de Verdad fue neutralizado ayer y ahora mismo están siendo interrogados. Jeanine te dará los detalles, te está esperando en los jardines.
Hice un puchero, pero en seguida me recompuse y me eché el pelo hacia atrás.—Genial, ¿estará Eric?
Por primera vez, Caleb soltó una carcajada que no se parecía nada a la de un chico divertido.—Ya te gustaría.
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Insurgente ¿Sin guerra?
FanfictionLa vida en Chicago no era la misma desde el día en que la guerra estalló. Ni siquiera sabía si a mi situación se le podía llegar a considerar vida. Había perdido la noción del tiempo y no ser capaz de distinguir entre la luz y la oscuridad me estaba...