CAPÍTULO 08

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TRIS PRIOR

Bufé con una sonrisa llena de amargura, sin un ápice de humor. Es más, tenía ganas de llorar, de montar un berrinche y comenzar a golpear el suelo de mi celda como una niña pequeña. O aún mejor, golpear la cara de Caleb hasta que mi hermano volviera.

Porque definitivamente el hombre que tenía frente a mí, vestido al completo de azul y con el pelo engominado, no era mi hermano.

-¿Por qué sonríes? No hace gracia.-Me preguntó él sin comprender la ironía que mi sonrisa mostraba.

-Me alegra que hayas llegado a la conclusión de que esta situación no es graciosa. De hecho, esta situación es de todo menos divertida.- Le contesté con ponzoña en mi tono de voz.

-Siempre fuiste arisca, hermana, pero tu nueva facción te ha cambiado.- Me dijo como si todo lo que hubiera dicho no fuera obvio.

-Para ser de Erudición no has parado de decir algo que todo el mundo sabe. Tú también has cambiado, ni siquiera te reconozco.- Me eché hacia delante en mi asiento que se encontraba justo frente al de mi hermano.- ¿Algo nuevo que quieras decirme?

-No hace falta que seas así conmigo, soy Caleb, Beatrice.

-No, tú no eres Caleb, no te pareces al hermano que daría su vida por proteger a su hermana, ya que ahora estás entregándome a tu facción, la cual quiere destruirme.- Le dije directamente, ocultando lo mucho que me dolía pronunciar esas palabras hirientes.

-No quiero entregarte. ¿No te das cuenta de lo importante que eres para el futuro de nuestra sociedad? Deberías estar orgullosa.

-¿Orgullosa? ¿Orgullosa de qué? ¿De ser un conejillo de indias, de que me utilicen como una rata de laboratorio para luego ser desechada porque para ellos soy defectuosa?- Dije, la sangre hirviendo.

-Estás siendo parte de un gran proyecto.- El alzó los brazos al cielo, emocionado.- Tu divergencia va a ayudarnos a abrir muchas puertas que se han mantenido cerradas durante años.

-Hablas como si ser divergente fuera algo bueno.- Le reté con la mirada.

Su emoción se esfumó para pasar al nerviosismo. Miró a ambos lados antes de volver a mirarme sin brillo en su mirada.- Beatrice, el hecho que seas divergente es una desgracia para nuestra familia, pero podemos arreglarlo, podemos hacer que valga la pena...

-Oh, cállate. ¿Te estás escuchando? No pienso ayudar a alguien que me denigra.

Miró hacia el suelo.- No puedes hacer nada para evitarlo.

Mi hermano estaba loco. Le habían lavado el cerebro.

-¿Sabes que los tuyos han atacado Abnegación, verdad?- Él solo me contestó asintiendo con la cabeza en silencio.- Nuestros padres están allí, nuestros amigos... ¿y si están heridos?

-Ellos me prometieron que no les harían daño.- Dijo con seguridad en sus palabras.

-No seas ingenuo, Caleb. ¿Crees que ellos van a estar pendientes de no herir a ciertas personas mientras cuidan sus espaldas entre la multitud?

-Lo sé, confío en ellos.

Me levanté de mi sitio con frustración, agarrando mi melena.- ¡Despierta! Te están utilizando porque eres mi hermano y cuando no hagas falta pueden eliminarte con un solo chasquido de dedos. Ni siquiera sé como puedes estar tan tranquilo sabiendo que nuestra familia está sufriendo en este momento.

-Ponerte nerviosa no te va a llevar a ningún lado.

-¿Y qué lo va a hacer, Caleb?- Di una vuelta sobre mis talones, las ganas de golpear el suelo aumentando.- Escúchame.- Me acerqué a él, poniendo cara de necesidad.- Necesito que me saques de aquí, estamos en el bando equivocado...Por favor.

-No puedo hacer eso.- Me contestó intentando hacerme ver que su opinión era la correcta, su rostro lleno de apuro.- No están grabando.

-Claro que puedes, puedes remendar tus errores y salir de esta mierda de facción...-Dije sin importarme el hecho de que hubiera una cámara grabando, lo tenía asimilado desde el primer momento en que Caleb entró en la celda.

-¡No!- Mi hermano se levantó de golpe, sobresaltándome por su repentino grito.- Erudición es la facción del grupo, debería estar gobernando Chicago y ahora que por fin tenemos una oportunidad no pienso permitir que nos estropees los planes, seas quien seas.

Di un paso atrás de la impresión que su confesión me había causado. Se había sentido con un golpe en el estómago, o aún peor. No podía creer lo mucho que había cambiado mi hermano en todo el tiempo que había pasado sin saber de él. Es decir, todos habíamos cambiado, era más que obvio, pero observar su indiferencia ante todos los experimentos que iban a hacerme para dios sabe qué, escuchar su tono de voz al mencionar todos los proyectos que van a conseguir manipulando tanto mi cabeza como mi mente, como si estuviera emocionado de ello. No sabía que habían hecho con mi hermano este tiempo, pero parecía realmente difícil volver a traerlo de vuelta, porque lo necesitaba, porque ahora era una de las pocas maneras de salir de este infierno.

-Padre era de Erudición, ¿lo sabías?- No esperó a que contestara para seguir hablando.- Estoy seguro que él me apoyaría en todo esto, es lo que hace la familia.

No me podía creer que no se diera cuenta de la cantidad de tonterías que estaban saliendo por su boca.

-Sí, lo sabía. Por algo se iría, ¿no?- Le respondí sin ninguna expresión en mi cara.- Tenía y tiene una gran enemistad con Jeanine, también sería por algo. 

-Él no comprendía los grandes planes de nuestra jefa, pero si lo entendiera...

-No, no lo entendería.- Le corté.- Ni él, ni mamá, ni yo los entendemos, al igual que mucha de la población aquí en Chicago. ¿Y lo de la familia? Puede que ellos nos hayan apoyado durante toda nuestra vida aunque pensaran que nuestras decisiones iban a acabar mal. Incluso nos apoyaron el día de la Prueba al elegir otra facción. Pero, ¿esto? No pueden apoyarte en esto, es de locos.

-Solo hay que verlo...-Hizo un amago para acercarse pero me alejé.

-No, no se puede ver de otra manera. Estás entregando a tu propia hermana. Pero claro, la facción antes que la sangre, ¿verdad?

Sabía que le había hecho daño con mis palabras cuando su rostro de inconformidad pasó a ser uno de sorpresa y dolor. En ese momento, tenía los puños apretados de mantener tanta impotencia en mí y mi vista estaba nublada debido a todas las lágrimas dispuestas a salir que estaba reteniendo con ímpetu. No me entraba en la cabeza que una de las personas en las que más había confiado toda mi vida me estaba vendiendo.

-Beatrice...

-No.- Le dije con la voz rota pero firme.- Me llamo Tris.

-Pero...

-Solo mi familia puede llamarme Beatrice.



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Holiiiiiiii

Ya le había salido polvo a esto, voy a tener que comenzar a sacar brillo a todo... ¿Qué estoy diciendo? xD

Creo que la brisa calentita me ha animado bastante, porque ver al fin el sol hasta tarde es un chute de adrenalina. ¡Se terminan las clases!

La niebla que tenía en la cabeza en cuanto a escribir parece que se está disipando, y creo que en cuanto termine estas cuatro semanas de exámenes finales, estaré mucho más relajada para que esto fluya más jajajaja.

¿Os ha gustado el capítulo?

Sé que es un poco corto, pero se me hace muy tedioso extenderlo más y para que me salga peor prefiero hacerlos cortos en intensos, o eso espero.

¡Nos vemos!

Un abrazo de oso amoroso

-Luhhh

Insurgente ¿Sin guerra?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora