—La buena marcha de un territorio pasa por un refuerzo constante en las relaciones con tus aliados— aseguraba mi padre mientras conducía hacia el nuevo hogar de T y Shaka.
—Más que aliados, ellos siguen siendo nuestros hermanos— prosiguió El Guapo mirando por el retrovisor del copiloto tras sus gafas de sol—. Nosotros siempre estaremos de su lado porque son nuestra sangre. Nunca lo olvidéis. Lealtad a la sangre, esa es la premisa que nos une.
—Tendremos nuestras diferencias— Rasta, gemelo de El Guapo, tomó la palabra—. Todos tenemos un punto de vista propio. No obstante, estas divergencias siempre tienen un punto donde convergen.
—En resumen... No estáis cabreados porque Shaka y T nos hayan abandonados celosos por el triunfo de Alexander— habló Sikio con su desparpajo habitual.
Makhulu aminoró la marcha hasta detenerse por completo. El convoy que nos seguía también lo hizo. Nos iba a matar a todos empezando por Sikio, fijo.
En lugar de ello Makhulu habló con su calma habitual.
—Shaka y T no nos abandonaron por celos hacia nadie, hijo mío. Todo esto venía ya desde mucho antes de que vosotros llegaseis a nuestra familia. Terence tiene temperamento y corazón de líder. Lo es desde su nacimiento, aunque sea el menor de los seis. Pero, Sabi Sands ya cuenta conmigo y en el futuro contará con Alexander. Un buen líder evita la confrontación, un hermano te apoya en tus proyectos.
—Claro que nos duele que se hayan ido— dijo Skorro, nuestra amada bestia de guerra—. Siempre estuvimos juntos contra las adversidades así como para las celebraciones. Todo eso forma parte de la vida. El camino que Shaka y Terence se marcaron no está en nuestra senda, sin embargo, nuestro hogar siempre será el de ellos también. Ahora, cierra el pico y evita comentarios como el que acabas de soltar si no quieres que te hagan mierda. Te juro que no pienso meterme para protegerte... Por mucho que te quiera.
Los tres hermanos Mapogo siguieron charlando de sus cosas mientras nosotros, sus Mosqueteros, nos tumbamos en la parte trasera del gran vehículo a contemplar el cálido sol de mediodía.
—Siempre supe que tú serás nuestro líder, Alexander— dijo Hunter mirándome con cariño—. La forma en la que pateaste aquellos culos me ha dado la razón.
—Ya pensamos que la manera en la que te defendiste en la escuela fue tremenda, pero joder, ¡eran adultos! —Alabó Sikio para mi vergüenza—. Yo no me imagino una vida lejos de ti... Lejos de vosotros.
—¿Os acordáis de cuando atacaron a nuestra primera manada? —Era la primera vez que hablaba de aquello, así que noté que incluso los Mapogo nos prestaban atención—. Poco me importó lo que me pudieran haber hecho a mí. Lo que de verdad me aterrorizó fue que no hubiera podido protegeros. No pude proteger a mamá y a papá. Ni a las tías, ni... A veces sueño con enfrentamientos en los que os hacen daño y yo no puedo...
Morani me abrazó con fuerza. Los gemelos se unieron.
—No era tu deber preocuparte por protegernos, Alexander. Tú eras el más joven de los cuatro. Tuve la enorme suerte de encontrarte antes que los cazadores, y no hay día que no lo agradezca. Habría muerto para rescatar a Hunter y a Sikio. Pero, no era mi hora. Por eso estamos aquí, todos juntos. Y, te juro... Os lo juro, que mientras viva siempre estaré con vosotros.
—Todos para uno— dijo Hunter.
—¡Uno para todos! —Gritamos a coro.
Los Mapogo nos miraban con orgullo.
—¡La hostia! —Alabó Sikio cuando llegamos a nuestro destino a varios kilómetros de la fortaleza Mapogo.
—Sí que se lo han montado bien los cabrones— sonreía Hunter con las manos a las caderas.
—¡Cuidado! —Grité y quité a mi hermano de la trayectoria de la lanza.
—¡Alto! ¿Quién va?
En nuestro campo de visión entró una hermosa mujer espigada, de piel tostada y con una voluminosa melena oscura. Caminó hacia nosotros, como a cámara lenta, con la elegancia y la gallardía de las reinas felinas.
Nosotros cuatro permanecíamos en alerta. Nuestro padre y tíos, en cambio, estaban muy relajados.
—Somos Mapogo. Venimos a ver a los reyes Terence y Shaka.
—El rey Makhulu, supongo y los príncipes Skorro, El Guapo y Rasta— dijo ella frente al grupo—. Seguidme. Os están esperando.
El territorio que habían conquistado era un enclave elevado rodeado por una montaña en tres de sus flancos que les otorgaba una férrea defensa natural. El río Sands desembocaba en la región formando la laguna homónima. La vasta porción de llanura seguía más allá de donde nuestros ojos alcanzaban a ver. Se extendía aún más allá de la zona de vegetación.
Seguimos a la mujer por la fortaleza, que presentaba algunas semejanzas con la de Sabi Sands, llegamos en pocos minutos al enorme espacio abierto que conformaba el gran salón.
Terence nos recibió con una gran sonrisa sincera en los labios y con los brazos abiertos.
—Sed bienvenidos, hermanos— dijo primero a los adultos—. Me hace muy feliz teneros en casa. ¿Estos son los chicos? ¡Joder! ¡Cuánto han crecido!
Nos abrazamos a nuestro tío y luego frotamos nuestras frente en señal de cariño.
Shaka apareció poco después junto con otra mujer y un bebé en brazos para unirse a la bienvenida.
—Hola, chicos. Me alegro mucho de veros. Ella es India, hermana gemela de Shangrylah, la reina a la que ya habéis conocido. Éste pequeñín es Phoenix. Primogénito de Terence.
Nos centramos en el cachorro mientras los seis hermanos Mapogo se ponían al día. Durante el aperitivo Makhulu les anunció que yo sería su sucesor. Shaka y Terence sonrieron satisfechos.
—Una gran elección, Big Mak. Scarface ya ha demostrado lo que vale— dijo Shaka con su habitual franqueza.
—¿Scarface? —Los miré a todos.
—Alexander, "Scarface", Mapogo. Nacido en la manada Tsalala Pride. Miembro de la manada Mapogo Pride. Líder de la coalición Mosqueteros. Príncipe de Sabi Sands— habló mi padre en su papel de rey—. ¿Existe alguien en desacuerdo con el nombramiento? —Silencio unánime—. En tal caso, todos aceptamos a nuestro querido Scarface Mapogo como príncipe heredero de Sabi Sands. Futuro gran aliado de la coalición Mlowathi Pride, cuyos líderes actuales son T y Shaka Mapogo. Es tu deber, querido Scarface, auxiliarlos siempre que te necesiten y honrarlos como se merecen.
—Así se hará, padre. Mientras haya un hálito de vida en mi cuerpo, ese será mi cometido como príncipe heredero.
No sellamos el pacto con sangre, pues todos la compartíamos, sin embargo, sí que hicimos una gran fiesta de celebración que duró dos días.
Y así fue como el pequeño metamorfo Alexander Mapogo del clan Tsalala se convirtió en el príncipe Scarface de Sabi Sands.
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Scarface: El último Mapogo (+18)
Phiêu lưuAlexander "Scarface" Mapogo es el último descendiente del gran rey Makhulu. Scar hereda un vasto territorio en el que conviven en paz diferentes tribus humanas y de cambiaformas. El valiente y díscolo metamorfo deberá encontrar a su reina o reinas p...