—¿La has liado? —Preguntó Lullaby cuando entré en mi habitación.
Atrás habían quedado ya los tiempos en que compartía cuarto con mis hermanos. Ya éramos todos mayores como para dormir abrazados protegiéndonos
—¿Qué haces tú aquí? —La miré con sorpresa. Ella tenía su propia estancia en la planta de las guerreras.
—En vista de que haces lo que te da la gana, me fastidio y me quedo contigo. El rey me ha pedido que sea tu sombra... Así igual te lo piensas un poco antes de hacer otra genialidad.
Agarré un par de almohadas y las dejé caer cerca de la ventana de mi dormitorio.
—Buenas noches— dije quitándome la camiseta y dejándome caer. Estaba muy magullado.
—¿Qué te ha pasado?
—Una pequeña charla con papá.
—Si respiras es que estás bien. A la cama.
—¿Qué dices?
—Que te vayas a la cama. Eres capaz de esperar a que me quede dormida y escaparte por la ventana.
La miré. No estaba de broma. Ella señalaba mi gran lecho con decisión. Suspiré y me encaminé a la cama. Me acabé de desvestir y me metí bajo las frescas sábanas.
—¿Vas a dormir desnudo?
—Si no quieres que lo haga regresa a tu habitación. En la mía mando yo.
Lullaby bufó y se metió en el otro lado, lo más alejada de mí que pudo.
—Será mejor que te guardes la cosita ésa. No quisiera tener que denunciarte por acoso sexual.
Me di la vuelta con una gran sonrisa. Adoraba tenerla en mi vida.
Con el paso de los días aquellos extraños ataques cesaron. Shaka ya se podía mantener en pie, pero no había recuperado aún su antigua fuerza.
Lullaby seguía siendo mi particular mosca cojonera y como había decidido aprender a defenderse con mi tío Gideon y las leonas, eso suponía para mí un par de horas libres en las que podía descansar bajo uno de los árboles milenarios para mirarla hacer lo que fuera que hiciera.
—Estás mejorando mucho— la animé mientras mi pobre tío se recuperaba del cabezazo en las pelotas que ella le había dado inventando una nueva llave.
—¡¿Qué dices?! ¡Casi lo mato! O evito que se reproduzca.
Me eché a reír viendo a mi madre levantando, flexionando y bajando las piernas de mi tío.
—No te preocupes. Esa experiencia lo ha hecho más fuerte— contuve la risa al escuchar la voz de pito de Gideon asegurando que lo habían matado.
Mi madre lo obligó a sentarse y a meter la cabeza entre sus piernas. Unos cuantos minutos después ya se encontraba algo mejor.
—Hacen una bonita pareja— habló Lullaby.
Observé a mi tío y a mi madre. Ella se apoyaba en las rodillas de él siendo éstas la única separación entre ambos.
—Es mi tío. Mi madre está casada con mi padre... Gideon puede tener a cualquier otra.
—Sí, lo sé, pero vosotros os relacionáis de modo distinto, ¿no? Tu padre se acuesta con cualquiera de las guerreras. Tu madre...
Me levanté y me alejé de ellos. Ignoré las llamadas de Kiara o de Gideon.
Nunca me había planteado la vida sexual de mis padres porque entre otras cosas, eran mis padres. Y, aunque en el pasado vi a mi madre biológica ser muy cariñosa con otros miembros del Tsalala Pride, hasta ahora nunca se me había pasado por la cabeza que ella tuviera sexo con otros.
ESTÁS LEYENDO
Scarface: El último Mapogo (+18)
AdventureAlexander "Scarface" Mapogo es el último descendiente del gran rey Makhulu. Scar hereda un vasto territorio en el que conviven en paz diferentes tribus humanas y de cambiaformas. El valiente y díscolo metamorfo deberá encontrar a su reina o reinas p...