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Alexander:

Miré a los gemelos cuando Lullaby nos dejó a solas. 

—¿De qué coño va todo esto, Sikio? ¿Qué coño nos estás ocultando?

     Hunter, quien seguramente sabría algo, lo observaba mordiéndose el labio.

—Ya lo sabes, Scar. Estoy enamorado de un chico y...

—¡Corta el puto rollo! —Ordené con firmeza atrayendo miradas furtivas.

—Te contaré lo que quieras, pero aquí no, por favor.

—Ve por Morani— le pedí a Hunter sin dejar de mirar a Sikio.

—¿Todo bien, Scar? —Preguntó Shaka quien, junto a T, había estado pendiente de nosotros.

—Temas de hermanos. Nada importante.

—Patéales el culo si es necesario, chico. Recuérdales quién está al mando— aconsejó el mayor del dúo Mlowathi con su franca sonrisa.


     Entré en la sala de juntas a sabiendas de que era prácticamente era un búnker privado. Sikio me siguió y se sentó en el lugar más lejano encerrado, por primera vez, en sí mismo.

     Cuando los dos últimos Mosqueteros entraron nos aislamos del mundo buscando respuestas a la situación.

—¿De qué coño vas, Sikio? —Lo enfrentó su gemelo—. ¿Te gustan las pollas? ¡Y, una mierda! 

—Tranquilo, Hunter. Así no solucionamos nada— tercié con calma—. Te pongo en antecedentes. Lullaby creía que eres gay. Anoche salió mientras nosotros dos dormíamos. A su vuelta regresó y se acostó, nos despertamos y nos confirmó que lo eras. Me lo tomé a broma, pero luego madre nos dijo que era cierto. Si lo fuera realmente me da igual, hermano. Eso que quede claro. Pero, sé que no es el caso. Y lo que me duele es que pueda haber secretos entre nosotros que acaben separándonos como pasó con los Mlowathi y los Mapogo. ¿Qué demonios está pasando? Lo que nos cuentes no saldrá de aquí, te lo juro.

—Estoy enamorado de una mujer— confesó finalmente—. El problema es que ella ya está casada. Se trata de Shangrylah.

—¡No me jodas! —Replicó Morani y por primera vez lo vi enfadarse—. ¡Eso es una maldita traición! Tenemos a cinco chicas para nosotros y ¡tú pones los ojos en una reina de otra coalición! ¿Te has vuelto loco?

      Me llevé la mano al pecho notando la punzada por la fuerte impresión. Ni en un millón de años me lo habría esperado, casi que prefería el enfoque de Lullaby con la homosexualidad de mi hermano.

—Se lo voy a contar a Shaka— susurró él completamente avergonzado.

—Y con eso traerás más problemas, gilipollas— bufó Hunter—. Como si no tuviéramos suficientes. Te lo dije en su momento, Sikio. Aléjate de ella.

—Creo que es lo correcto— dije yo—. Hay que solucionar las cosas antes de que se enquisten. Es preferible dar un paso al frente y ser sincero. La lealtad por encima de todas las cosas.

—Shaka lo va a matar— vaticinó Morani.

—Nos tendremos que arriesgar— me crucé de brazos.


     Lo siguiente que hice fue convocar a los Mapogo al completo. Era un suicidio, eso era evidente. Pero tenía claro que no dejaríamos a Sikio solo. Éramos una coalición, para lo bueno y lo malo. Aunque eso me costara la recién adquirida corona.

—Y, ¿esas caras, muchachos? ¿Nos vamos de funeral? —Bromeó T cuando entró y nos vio.

—Seguramente— bufó Hunter con enfado.

Scarface: El último Mapogo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora