13

45 5 1
                                    

Lullaby:

—¿Cómo conociste a Makhulu? ¿Eras de la nobleza como él?

     Kiara me miró y se echó a reír como si le hubieran contado un buen chiste.

—¡No! Claro que no. Había nacido noble, pero crecí como una persona normal muy lejos de aquí. Yo trabajaba en el mundo exterior limpiando casas— mi mandíbula se abrió de par en par por la sorpresa—. Una amiga mía conoció a un chico muy sexy con una habilidad muy poco frecuente en el resto de continentes, así que quedé con ella para que me lo presentara. Aquel chico sexy se llamaba Makhulu Mapogo. El que me iban a presentar a mí era el segundo de sus hermanos, Skorro Mapogo. Me cayó bien, pero no hubo química alguna entre nosotros. Skorro fue un perfecto caballero con el que pude hablar de todo. Me gustó Makhulu. Al igual que le gustaba a mi amiga. Por una vez fui egoísta y cuando él nos invitó a ambas a un encuentro ecológico en Sabi Sands ni siquiera me lo pensé dos veces a la hora de ocultarle la información a ella. Agarré todos mis ahorros, que no eran muchos, y cogí un vuelo barato al reino de Sabi Sands. Allí me junté con varios grupos de turistas. Me enamoré del lugar de inmediato. Después de los simposios sobre los Efectos Perniciosos de los aerosoles cosméticos sobre la Capa de Ozono, impartidos por Makhulu, hicieron una cena de alto standing con el fin de recaudar dinero y conseguir mecenazgo para las reservas africanas con las que ellos colaboran estrechamente. Les di todo lo que tenía. Makhulu me invitó junto a otros benefactores a una fiesta privada que se acabó desmadrando. Y... aparecí en los periódicos del Reino en una foto con el pene de Makhulu en la frente... Por fortuna estaba de espaldas a la cámara.

     Me eché a reír con ganas imaginando al maduro rey envuelto en una chiquillada como aquella.

—¿También lo desterraron hasta el final de las fiestas?

—Él dio un discurso pidiendo disculpas, como hizo Alexander con sus hermanos, pero, en aquel entonces no había aliado alguno con el que enviarlo. Makhulu se vio obligado a reparar el daño pidiendo matrimonio a las chicas. Skorro me había puesto al corriente de los planes del Reino, así que amenacé de muerte a las locas aquella. Las convencí de que contaba con la ayuda de los hermanos Mapogo para hacerlas desaparecer... El que conociera a Skorro me vino bien porque me habían visto charlando más de una vez con él. Así que cuando Makhulu Mapogo lanzó la propuesta reparadora de agravios al aire, la única loca que "se sintió agraviada" le dijo que sí. Nos casamos unas cuantas semanas más tarde.

—Tenía entendido que pertenecías a Avocas Pride.

—Nací allí. Mi madre se divorció cuando yo era muy pequeña. Ni siquiera supe por su boca que mi padre era metamorfo. Me lo dijo Makhulu cuando nos acostamos por primera vez. Imagina la sorpresa.

—¿Estabas enamorada de él?

—Como en los cuentos de Hadas... Sin conocerlo de nada. Tardamos mucho en consumar el matrimonio. Él estaba inmerso en sus cosas. Llegaba a nuestra habitación, comíamos, se daba una ducha y dormía en el suelo. Hablé con el entonces rey Notch, le dije que lo mío con su primo era una farsa y que me iba a divorciar... Él se negó en redondo. No hay nada peor para un Pride que tener a un miembro repudiado por su pareja... Al menos somos felices juntos.

     La reina sonrió a medias. De repente, y, como si presintiera a su marido, levantó la cara. Ambos se miraron fijamente.

—Ven conmigo— me pidió.

—Señora, si se trata de un asunto delicado. Mi presencia...

—Mientras el príncipe no esté tú eres su representante. Vamos.

—Sí, señora.


—¿Qué pasa, Makhulu? —preguntó ella cuando nos reunimos en el despacho del rey.

—Van a desalojar a los visitantes por precaución.

—Makhulu...

—De acuerdo, nena. Blondie de Nhukuma Pride, Tsekama y Rebel de Four Km Pride han desaparecido hace unos cuantos días. 

—¿De qué estás hablando? 

—Dozie fue a informar a T.

—¡TIENEN TOTALMENTE PROHIBIDO ACERCARSE A CUALQUIER MAPOGO! —Gritó con enfado.

—Cálmate, nena. Necesito que te calmes. Hace varias horas que mandé a Skorro y a Rasta al territorio de T para darles apoyo y para comprobar que los chicos están bien.

—Por favor, Makhulu. ¿Cómo están mis hijos?

—Alexander y Sikio están en la fortaleza. Hunter se unió a la partida que mandó T a investigar. Shaka iba con ellos. De momento no sé nada más. Skorro no responde, al parecer se separó de Rasta y fue por su cuenta a otro sector.

—Tienes que traerlos cuanto antes junto con la familia de T y de Shaka.

—Gideon se está encargando de eso. Vienen de camino.

      Los visitantes embarcaron para acabar las vacaciones en la reserva que tenía el reino de Sabi Sands en África. Nosotros aguardamos noticias.



Alexander:

     Me sentía impotente con todo lo ocurrido. Sikio permanecía en un silencio impropio de él. T se fue junto con Rasta a buscar a nuestros rastreadores. Algo les atacó y casi acabó con el menor de los Mapogo. No sabíamos nada de Skorro, Hunter o Shaka. Los vigilantes del reino les daban por muertos.

     Cuando llegamos a la fortaleza todos se centraron en T. Estaba muy malherido. Rasta lo había salvado por los pelos alejando el peligro del menor de los hermanos Mapogo.

     Mi madre se abrazó a nosotros tratando de reconfortarnos. Mi padre se preparaba para la batida cuando nos llegó la confirmación que tanto temíamos. Skorro, Shaka y Hunter estaban muertos. Los Majingilanes, una de las coaliciones más mortíferas que han existido jamás habían regresado para acabar con los Mapogo. 

     La siguiente orden de mi padre fue cerrar a cal y a canto la fortaleza. Se dio cobijo a buena parte de la población. Mlowathi había caído así como muchas de las coaliciones aliadas. Los Selati nos habían traicionado y unido a los Majingilanes en un intento de arrabatarle el trono de Sabi Sands a sus legítimos dueños.

      Empezaban a sonar tambores de guerra.

      Había que comenzar a prepararse para lo peor.

Scarface: El último Mapogo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora