Día 3- Accidente | Kiribaku

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Pov Omnisciente

Se suponía que nada de eso tenía que haber pasado.

Se suponía que solo irían a atrapar a un puto villano en compañía de Sero, y listo.

Pero no.

Ese estúpido montón de mierda se había zafado de las cintas de Sero cuando ya lo tenía y... los había atacado con la guardia baja.

Sero se lo había advertido.

"¡Cuidado!" Recuerda que le había gritado aquel chico pelinegro.

Y al darse la media vuelta, estaba Eijiro, recibiendo el golpe por él.

Aquel villano tenia fuerza sobrehumana. Y aquel golpe, en conjunto de otros tantos que el joven pelirrojo ya había recibido, le acabaron.

Le habían roto un par de costillas, y, por ende, estas le habían perforado un pulmón.

Si, estaba mal. Todo aquello lo estaba.

Llevaban años trabajando ya como héroes. Y estaban tan cercas de ser profesionales, y les pasaba aquello.

Todo era tan jodidamente horrible.

Por un error que cometieron, podrían perder al pelirrojo.

Quien estaba en cirugía.

Mientras el rubio estaba más que acabado emocionalmente, sentado en una de aquellas incomodas sillas de hospital, escondiendo su rostro entre sus manos, y ordenando sus pensamientos.

Aquellos que no tenían ganas de torcer brazo y dejar de hacer ruido y desastre por toda su cabeza.

"Fui mi culpa" se lo repetía una y otra vez.

Esto, mientras su cabeza creaba escenarios donde le informaban sobre la muerte del menor.

"Todo fue mi culpa".

Su corazón se hacía pequeño. Se sentía vacío. Su rostro se ponía frio. Y sus ojos amenazaban cada vez más con soltar aquellas lagrimas retenidas desde hace un momento.

Quería seguir llorando, porque ya lo había hecho por horas; pero se había quedado sin ganas de soportar el moquillo.

No quería nada de aquello.

Solo quería a su pareja a su lado sano y salvo.

Solo quería despertar de aquella horrenda pesadilla, y ver que estaba en su casa, recostado en la cama a un lado de su pareja, quien entre sueños balbuceaba y le abrazaba.

Llevaban horas esperando.

De por si los segundos le parecían eternos. Las horas, eran una tortura aún mayor.

- Katsuki Kirishima- le llamaba una voz.

Monótona. Seria. Cansada.

- Soy yo- grito mientras daba un salto de aquella horrible silla que ya mantenía en una tortura constante a su trasero.

- Sígame por favor- le comento, dejando caer unos papeles sobre su portapapeles. A la vez que se daba la media vuelta y comenzaba a caminar.

Esto sin mirar atrás.

Por otro lado, el rubio hecho una mirada atrás, viendo a su amigo Sero, quien le dio una sonrisa cansada y forzada, a la vez que le mostraba sus pulgares.

"Está bien, ve tu solo" le decía.

Si. Iría él. Después de todo, era su pareja, ¿no?

Kiribaku Month 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora