Pov Eijiro
En medio de la tranquilidad de aquella noche, escuche el sonido de cuatro toques en puerta de mi dormitorio.
Rápidamente varios pensamientos pasaron por mi mente.
Primero, si era un ladrón, ¿Qué clase de ladrón tocaría antes de entrar? o si quiera, ¿Qué ladrón podría o quisiera entrar a los dormitorios de la U.A. a viendo allí puros héroes y futuros héroes?
Segundo, uno de mis compañeros necesitaba algo, pero para pedirlo en aquellas horas, seguro era enterrar a alguien o algo.
- Kirishima- me llamaron.
Era un tono de voz tranquilo y suave, una sorpresa. Pero era comprensible.
Si llamaba más alto, podría despertar a alguien. Y si lo hacía más bajo, podría ser considerado susurro y ni yo lo escucharía.
- ¿Sigues despierto? - cuestiono aquella voz.
Pero, la reconocía. Era Bakugou. Jamás me equivocaría con su voz.
- ¿Blasty? - pregunte, a la vez que me levantaba de mi cama y me dirigía a la puerta.
Al abrirla, hay estaba Bakugou, con ropa un tanto normal, ya que no era su ropa de dormir. Aparte de que parecía un poco... nervioso.
- Amigo, ¿Qué haces despierto a estas horas? ¿Tú no te dormías a las ocho? - le pregunte a la vez que le inspeccionaba un poco más.
- ¿Podemos salir un rato? - cuestiono mientras parecía preocupado.
Quizás había matado a alguien y necesita ayuda con el cadáver.
Y no lo dudaba tanto, digo, como siempre anda gritando a diestra y siniestra "Te matare" no lo dudaba tanto.
Aunque... eso es delito, ¿no? ¿Lo tendría que entregar a la policía?
- ¿Y? - me pregunto una vez más al ver que no le respondía.
Me había metido a mi mundo y yo ni enterado.
- Ah, sí, pero, ¿a dónde? - cuestione mientras salía de mi habitación.
- Tu solo acompáñame.
Si, seguro ya había matado a alguien.
Lo peor de todo es que ni siquiera me decía a dónde íbamos.
Por dios, así mantenía más mis nervios.
Habíamos salido de los dormitorios en completo silencio para evitar despertar a alguien.
Con eso de que se podía escuchar todo a través de las paredes, si hacíamos algún ruido, de seguro nos dejarían castigados por todo un mes por, en cierto sentido, querer escaparnos.
Dios, quizás incluso nos pondrían a limpiar los baños.
Mis especulaciones crecían con cada segundo que pasaba.
Y si en vez de pedirme ayuda a enterrar o desaparecer algún cadáver, ¿Qué tan que yo sería el cadáver?
¿Qué tal que había descubierto que yo me había comido su chocolate? ¿O que había doblado una de las páginas de su manga? ¿Y si había descubierto que yo me había acabado su salsa?
Listo, ya, estaba muerto.
Y el hecho de que hayamos tomado un autobús, a mitad de la noche, para ir a quien sabe dónde, solo me lo reafirmaba.
Ni siquiera había tenido tiempo para despedirme de mis cosas.
- Bakugou- le había llamado en medio del camino en el autobús que habíamos tomado hace unos minutos.
En el autobús solo íbamos él, una anciana, el conductor y yo.
- ¿Qué? - pregunto. En comparación de mi voz que había salido un poco nerviosa y baja, la de él era un poco más normal de lo común, pero, por alguna razón, se me hizo más dulce.
- ¿A dónde vamos? - le pregunte, intentando tragarme los nervios.
- Es una sorpresa. Solo cállate- respondió a la vez que giraba su rostro para ver a través de la ventana.
Después de un rato, uno que se me hizo eterno, nos bajamos del autobús.
Habíamos quedado justo enfrente de la playa.
La vista era hermosa.
Podía incluso sentir la calidez de la luna. Ella, en estos momentos, lo iluminaba todo.
El silencio que había era tranquilizante.
Y el sonido de las olas del mar, solo ayudaban a que todo se sintiera más... agradable.
- ¿Bakugou? - le llame mientras veía como caminaba.
- Sígueme- me pidió viéndome de reojo. Con sus manos en sus bolsillos.
Genial. Había olvidado que posiblemente me mataría.
¿Y si me ahogaba en el mar?
Aunque... ¿él en verdad lo haría? Después de todo, éramos amigos.
Sin embargo, como él lo dijo, solo lo seguí.
Y conforme avanzábamos entre la arena, las ideas de que me mataría se fueron por completo, y en reemplazo, vino una sensación de sorpresa.
Frente a mi había una manta y sobre ella, una mochila.
En cuanto me detuve para ver aquello, que fue a unos cuantos pasos de Bakugou, este se dio la vuelta.
Su rostro, a comparación de hace un rato, era un poco... diferente.
Sus ojos derrochaban miedo, sus cejas estaban curvadas, y sus labios apretados.
Estaba nervioso. Eso seguro.
- Eijiro- me llamo.
Pero no solo eso. También lo hizo por mi nombre.
Esto o era serio o no lo sé; pero de lo que estaba seguro era de que algo dentro de mi salto.
- Mira, sé que... no soy la mejor persona- dijo mientras bajaba la vista y miraba a la derecha-, y estas en todo tu derecho de decir que no- a este punto, la idea de que me matara se descartó-, pero, desde hace un tiempo...- sus ojos miraron a la izquierda.
Seguro no sabía hacia dónde mirar.
- Yo, creo que siento cosas por ti que normalmente no se sienten por alguien y yo...- pareció dudar- tú me gustas.
Lo soltó y su mirada se dirigió a mí. Me vio directamente a los ojos.
No estaba jugando. Y estaba casi seguro de que esto no era otro de mis sueños.
Por lo que, de inmediato, mis mejillas se sintieron calientes, mi estómago raro, mis manos sudadas y mi corazón parecía saltar de alegría.
Ahora el más nervioso era yo.
Así que, antes de dejar pasar un solo segundo más, le respondí.
- Tu... igual me gustas.
Estoy seguro de que mis ojos se abrieron como platos.
En cambio, Bakugou pareció al fin recordar como respirar. Aunque después soltó una ligera risa, que parecía llena de gozo, y que dejaba salir todos sus nervios.
Aquella noche, nos recostamos en la manta y vimos la luna brillar sobre nosotros.
Vimos aquello que había quedado como testigo de nuestro amor.
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Kiribaku Month 2021
FanfictionDicen que posibilidades hay muchas. Que vidas hay muchas. Y que personas hay muchas. ¿Posibilidades? Claro que sí. ¿Vidas? Quizás. Puede que sí o puede que solo tengamos esta vida y después nada. ¿Personas? Depende. Pero si es para hacerte compañía...