Día 22- Tumba | Bakushima

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Pov Omnisciente

Ya no podía sin él.

De eso estaba seguro.

Odiaba tener que admitirlo, pero, el pelirrojo se había convertido en una clase de pilar para su vida.

Antes de que el llegara su vida era un completo asco.

Antes de que el llegara su vida era un completo caos.

Ese pequeño chico de cabello teñido había llegado justo en el momento en el que lo necesito.

Si hubiese llegado antes posiblemente muchas cosas no le habrían pasado, pero ahora, en vez de desgracias, las tomaba como aprendizaje.

"Llegue justo en el momento en el que tenía que llegar" le había dicho una vez el menor, cuando él le había preguntado porque rayos no había llegado antes a su vida.

Quizás así no se hubiera metido mil y un cosas.

Marihuana, cocaína, heroína, etc.

Quizás así no habría bebido tanto.

Casi todos los días, todas sus comidas estaban acompañadas con algo que le hiciera olvidarse e irse del mundo.

Ese era su escape.

Esa era su manera de desconectarse.

Si el menor hubiese llegado antes, quizás, no se le habría subido la fama a la cabeza.

Quizás su ego no hubiese estado por las nubes y su autoestima hasta el suelo.

Aunque, también, puede que, quizás, hubiera alejado al menor.

Así como había alejado a sus amigos e integrantes de su banda.

Durante un tiempo él estuvo en una banda, hasta que decidió salir de ella.

Después de todo sus amigos eran unas incompetentes, según sus propias palabras.

No servían de nada. Solo le detenían. No le dejaban brillar como era debido.

Aunque, después de salirse de ella tampoco le fue tan bien.

Ellos le habían ayudado, lo que podían, para que no se metiera de lleno en aquel agujero que el mismo se cavaba.

En aquella tumba que el mismo se estaba haciendo.

Pero, en cuanto los dejo, aquella tumba que tanto le esperaba, lo reclamo como suyo.

Durante mucho tiempo creyó no tener salvación.

Creyó que, los días buenos y soleados ya no regresarían.

Para él todos los días ya lucían grises.

Ya no tenían ese algo que le hiciera querer levantarse por las mañanas.

Estaba perdido.

Pero, cuando el pelirrojo llego, llego, sin saberlo, para rescatarlo.

Él había aceptado ser una clase de secretario/amo de llaves del rubio.

Cuando se vieron por primera vez todo había sido tan... estresante.

Porque el rubio se negaba a, siquiera, levantarse de cama, y el pelirrojo solo quería poder cumplir con su trabajo.

Había aceptado aquel empleo por el dinero, porque lo necesitaba, y ya no podía echarse para atrás, sin embargo, muchas veces lo pensó.

Mas, con el pasar de tiempo, ambos chicos se fueron entendiendo, conociendo y, al final, el pelirrojo había sacado al rubio de su agujero.

Y este le había dado muchas lecciones al menor.

No nada más de cómo hacer bien una comida, porque si, el hipócrita se las había dado.

Aun así, también le había ayudado a crecer como persona y a no juzgar tanto a las personas por su portada... y su olor.

Porque la primera vez que le vio le había dicho algo como "Huele horrible".

Aun así, con el pasar del tiempo se llevaron bien.

Quizás mejor que bien.

Pues, algunas noches, llegaron a dormir juntos, abrazados.

No en una manera "impura" como dirían algunos.

Solo había dormido abrazados.

Y, después de varias noches haciéndolo, el rubio ya no podía dormir sin el otro chico.

Con el tiempo, el uno se había enamorado del otro.

Con el tiempo, ambos se habían enamorado y ahora, el rubio, ya no podía seguir sin el pelirrojo.

Se había vuelto alguien muy importante en su vida.

Y, estaba seguro, de que ya no podría sin él.

Kiribaku Month 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora