Día 26- Arrepentimientos | Kiribakushima

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Pov Omnisciente

El concepto de una vida masculina, o, al menos su concepto, era aquella vida en la que, al final del día, no se arrepentía de nada.

Una vida sin arrepentimientos, como dirían algunos.

Y si, era una hermosa vida aquella en la que no te arrepentías de nada.

Seguro que a muchos les gustaría una vida así.

Sin embargo, el hecho de tomar valor, dejar atrás los miedos, o, incluso, hacer las cosas con miedo, es algo que realmente toma esfuerzo y coraje.

Algo que muy pocos pueden hacer.

Porque, cuando estas apunto de hacer aquello que deseas, pero que sabes que puede terminar mal, es cuando ese miedo te invade.

"¿Y si mejor no lo hago?" "¿Qué tal que pasa esto?" "¿Qué tal que pasa esto otro?"

Unos dicen que, si nunca lo intentas, jamás lo sabrás.

Pero, ¿para que arriesgarse? ¿Para qué correr aquel riesgo? ¿Por qué hacerlo?

Quizás las cosas salgan bien. Pero, ¿y si no?

El pelirrojo, en aquel momento, se lo preguntaba.

Estaba a punto de declarársele al chico que le gustaba.

Era un chico rubio, de unos hermosos ojos rubís y una personalidad muy varonil, como solía decir él.

Y tenía miedo, dios mío, claro que lo tenía.

Podía ser o no ser rechazado. Temía. Temblaba. Dudaba. Sudaba.

Quizás, hasta las lágrimas se le podrían salir en cualquier momento.

Quizás en cualquier momento se desmayaría por la presión.

Sus sentidos estaban a piel de flor.

No quería hacerlo, el miedo se volvía cada vez mayor.

Sin embargo... cavia la posibilidad de que, quizás, las cosas salieran bien.

Así que, con nervios, pero decidido, se acercó al chico rubio quien, en aquellos momentos, guardaba algunas cosas en su casillero, pues estaba a punto de irse.

- Disculpa- le llamaba el chico.

El rubio le miro de reojo, para después seguir con sus cosas.

- ¿Qué mierda quieres? - le había cuestionado.

- Este... veras, yo, me preguntaba- balbuceaba mientras jugaba con sus dedos-... me preguntaba, ¿si no te gustaría salir conmigo? - cuestiono al fin.

Lo había dicho rápido, pero firme.

Y, en espera a una respuesta, su pecho se comenzó a oprimir, sus mejillas a calentar, pero a la vez a vaciar. Sus músculos se volvían débiles y juraría que en cualquier segundo podría colapsar.

Pero, en aquel momento, no tenía una vida con arrepentimientos.

En aquel momento superaba sus miedos.

Kiribaku Month 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora