Capítulo 4

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Estoy parada en la acera a espera que llegue el taxi que Carter me pidió.

¿ Por qué telas los taxis son impuntuales a esta hora?

Un auto se detiene frente de mí, baja la ventanilla y veo al idiota de la habitación dentro.

- Sube - dice con tono imperativo.

- No, estoy esperando un taxi.

- ¿Puedes dejar de actuar como una niña y subir?

Le pongo mala cara y de repente el taxi aparca detrás de su coche ¡Siiiuuuu!

Camino en su dirección, pero el chico automáticamente baja y también se dirige a él, cuando estoy a punto de subir el taxi arranca y se va perdiéndose en la carretera.

Abro la boca ofendida.

- Vamos - toma mi mano y me abre la puerta. Me quedo en mi lugar y me da una mirada seria cuando me deshago de su agarre.

- Si sigues demorándote no podrás hacer el proyecto en dos horas y pensaré que solo querías impresionarme.

- No necesito impresionante con un proyecto, mi sola presencia lo hace.

Me subo de mala gana y tiro la puerta.

- ¿Podrías no tirar la puerta la próxima vez?

- No habrá próxima vez – digo con seguridad.

Desbloqueo mi celular y le mando un mensaje a Carlos, uno de los trabajadores de la casa para que me lleve mis materiales a la oficina en lo que llegamos.

- Presiento que tú siempre vas y vienes que

nunca tienes nada que perder, rompiendo corazones te entretienes y cuando das el tuyo es de papel. Presiento que serás de esos errores de esos que estoy dispuesto a cometer. Yo te miro y todo me da vueltas, vueltas y aunque admito que quiero volverte a ver ... - canto Presiento de Aitana y Morat mientras el idiota conduce.

Morat casi siempre me calma.

- ¿Eso es una indirecta?

- Es sólo una canción - respondo de mala gana, no quiero malos entendidos.

- ¿Sabes que quién debería estar enfadado soy yo no? - no respondo y este suspira - Llegamos.

Me bajo del auto tirando la puerta y Carlos ya se encuentra en la entrada.

- ¿Me lo trajiste todo?

- Nana lo escogió para usted.

- Gracias Carlos y perdona las horas.

- No es nada señorita.

- Adiós.

- ¿Quién era ese? – me pregunta el idiota cuando Carlos se va.

- ¿Puedes dejar de hacer preguntas cuyas respuestas no te voy a dar y llevarme a tu oficina para ponerme a trabajar de una vez por todas? Porque si no te has dado cuenta lo menos que quiero ahora es estar cerca de ti.

- Tu hermano no nos dijo que eras así de ...

- ¿Odiosa, pesada, orgullosa? Lo soy, y mucho, solo que trato de controlarme y no serlo todo el tiempo, pero si un idiota me ofende y me subestima sin saber absolutamente nada de mi lo soy más de lo normal.

- ¿Perdona? Yo no fui la que arruinó mi proyecto.

- Te pedí disculpas. No es como si lo hubiese hecho a propósito. Ni siquiera se tu nombre y no me interesa saberlo tampoco asique no te molestes - lo silencio con mi dedo - Ahora, si ya terminaste de quejarte te sugiero que me digas donde puedo ponerme a trabajar para salvar tu querido proyecto y remediar el garrafal error que cometí para que tú, persona que nunca ha cometido un error en su vida esté y me deje en paz - digo obviamente con mal humor mientras lo sigo por el corredor.

A través de la máscara (DISPONIBLE EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora