Hemos recorrido casi toda la ciudad y no la hemos encontrado, empiezo a preocuparme demasiado.
- Váyanse ya chicos, yo seguiré buscando.
- No ¿Qué dices? No vamos a dejarte ahora Carter, eres nuestro amigo.
- Alan tiene razón. Tu eres la persona que más conoce a Seda, piensa ¿Dónde podría estar si quiere olvidar todos sus problemas y alejarse de la sociedad?
- Mierda no.
- ¿Dónde Carter?
- En las peleas.
- ¿Cómo espectadora?
- No, como luchadora.
¿Qué?
- ¿Ah?
- Es una larga historia.
- No perdamos tiempo y vamos.
- Tienes miedo de que la lastimen claro - dice Alan.
- No tengo miedo por ella, tengo miedo por el que luche contra ella.
No entiendo nada.
( ◇ )
Aparcamos frente a un gimnasio, uno que conozco muy bien y pensé que nunca más pisaría.
- Quédense aquí. Iré a preguntar.
Carter se adentra en el lugar dejándonos a Alan y a mi afuera.
- ¿Estás bien colega? – me pregunta Alan con cautela.
- Nunca la encontrará ahí dentro. No conoce a nadie allí. Tengo que entrar.
- Bro si entras ahí pueden reconocerte.
- Mi identidad no es la prioridad ahora. Tengo que encontrarla. No puedo perderla, no a ella también. No lo sé explicar, pero a pesar del poco tiempo es importante para mí.
Me adentro en el lugar. Todos están eufóricos por el combate. Mi mirada se dirige al ring y millones de recuerdos agridulces atacan mi mente, pero los ignoro, no es el momento.
- Perdona - me dirijo al organizador de las peleas - ¿Alguna chica va a pelear hoy?
- No puedo darte esa información - suspiro y lo tomo de la camisa pegando a la pared.
No me gusta recurrir a la violencia, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
- Te hice una pregunta y quiero una respuesta ahora ¿entendido? - el tipo asiente- pelea hoy alguna chica ¿sí o no? - lo suelto y rebusca entre la lista.
- No. No pelean hoy. Hoy es noche de chicos no de chicas.
- Gracias por su colaboración voluntaria.
Me dirijo hacia la salida.
- ¿Y?
- Aquí no está.
- Mierda Seda ¿Dónde coño estás?
- Carter nosotros seguiremos buscando, tu vete a casa, tienes una presentación mañana.
- Pero ...
- A casa ahora – digo de forma imperativa y este suspira.
- Vale, pero cualquier cosa me llaman.
- Claro colega. No te preocupes, la encontraremos.
- Gracias chicos.
- De nada bro.
Se monta en su auto y se marcha.
- Mierda que noche más estrellada.
- ¿Que estupidez estás ... ¡Eso es! ¡Eres un genio!
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A través de la máscara (DISPONIBLE EN AMAZON)
Любовные романыLo bueno de las máscaras es que sólo te reconoce quien siempre te miró a los ojos.