Capítulo 1

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Uno siempre vuelve a donde fue feliz.

- ¡Taxi! - grito mientras corro en dirección al auto que gracias a la madre de todas las telas se detuvo.

- ¿A dónde señorita? - me pregunta el educado señor de bigote mientras me mira por el retrovisor.

- A la mansión Styles, por favor y gracias.

El conductor pone en marcha el auto mientras yo bajo la ventanilla consiguiendo que la brisa choque contra mi rostro. Adoro esa sensación.

Observo la gente caminar, hablar entre ellos, reír, el ruido de los autos pasar.

Te extrañé hogar.

- Hemos llegado señorita - vuelvo en mi al sentir el taxi detenerse.

- Gracias. Quédese con el cambio.

- Gracias señorita.

- ¡Qué tenga un buen día!

Bajo del auto y subo mis maletas con dificultad por las minis escaleras que conducen a la puerta principal, que pesadas joder. Ya casi a un escalón de la puerta ... paf, una se abre.

Ya empezamos, mala suerte, no te extrañé para nada.

Recojo todo y me detengo en frente de la puerta tomando una respiración profunda.

Es hora.

Toco el timbre y la puerta se abre dejando ver a una de las personas más maravillosas que he conocido nunca, mi Nana.

- Dígame que necesi ... - levanta la vista y se queda muda.

Aprovecho para detallarla minuciosamente.

No ha cambiado; sigue teniendo ese rostro adorable y angelical que te transmite tanto cariño y seguridad, aunque, a diferencia de hace dos años, tiene unas cuantas arrugas en su rostro y una que otra cana en su cabello castaño, pero para mí sigue siendo la mujer más hermosa del mundo y una de las más importantes.

- ¿Seda? - pregunta con cautela como si no se creyese que soy yo la que está parada frente a ella.

- Hola Nana - abro mis brazos para que me abrace y enseguida me corresponde - Te extrañé tanto, me hiciste tanta falta - digo a punto de llorar con mi cabeza apoyada en su hombro mientras la abrazo.

- Yo también te extrañé mi pequeña soñadora. Pero déjame verte - me aparta y doy una vuelta en el lugar - Estás guapísima, has crecido tanto.

- Sólo han sido dos años Nana.

- Demasiado tiempo - me limpia una lágrima rebelde en la mejilla - Mi pequeña.

- ¿Están los demás dentro?

- Están desayunando en el salón.

- Voy a verlos ¿vale?

- Corre, yo me encargo del equipaje.

- Gracias Nana. Es bueno estar de vuelta.

Camino en dirección al comedor mientras miro con detalle toda la decoración del lugar donde nací y crecí, mi palacio particular.

Me asomo un poco a escondidas y veo a todos sentados en la mesa, mis padres y mis dos hermanos.

Me muerdo mi labio inferior para aguantar derramar más lágrimas rebeldes.

Eso es imposible querida.

Silencio Lela.

- ¿Hay un lugar disponible para mí? - todos levantan la vista y me miran sorprendidos, pero el sonido de los cubiertos de mamá caer sobre el plato les hace reaccionar y traerlos de vuelta a la realidad.

A través de la máscara (DISPONIBLE EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora