- Hola chicos - digo al sentarme en la mesa que apartamos en una de mis cafeterías favoritas.
- Hey Seda ¿Cómo estás? - me pregunta Alan.
- Estresada, pero pasará. Necesito su ayuda.
- Dinos para que somos buenos.
- ¿Seda? - miro interrogante a la camarera frente a mí.
- ¡¿Judith?! – exclamo con emoción - ¿Cómo has estado? - nos damos dos besos y un abrazo.
- Ya sabes, hecha un lío, pero ahora soy la dueña.
Judith y yo somos amigas desde el colegio. Sus padres eran los dueños de la cafetería, todos los viernes veníamos a mandar a la mierda la dieta, era nuestro ritual junto a Sergio y mi hermano. Que tiempos.
- Me alegro mucho por ti.
- ¿Lo de siempre?
- Lo de siempre - le dedico una sonrisa genuina.
- Lamento la tardanza - interviene el idiota de la habitación sentándose frente a mí.
Ahora somos Honey, Alan, el idiota, mi hermano y yo.
- No importa. Seda ¿que tenías que decirnos?
- Necesito su ayuda.
- ¿Que pasó Seda?
- Nada Carter, problemas con Raúl.
- ¿Qué te dijo está vez?
- Nada diferente. Que soy una buena para nada, que sin su dinero no soy nadie, esas cosas - todos se queda en silencio - Pueden hablar chicos, no me afecta, en serio.
- Está bien, todos sabemos que Raúl es alguien ... peculiar - dice el idiota - ¿En qué podemos ayudarte?
- Necesito encontrar un edificio para montar mi boutique, un edificio de tres pisos.
- Interesante, continúa – me dice con notorio interés.
- En el primero tengo pensado tener los vestidos, exhibirlos y eso. En el segundo montar un taller de costura donde ejecutaré junto a mi equipo los vestidos y en la tercera planta ...
- Tu oficina y tu lugar de inspiración donde podrás crear y diseñar todo lo que te pase por la cabeza – termina mi oración.
- Exacto idiota.
- ¿Idiota?
- No me se tu nombre ¿recuerdas?
- ¿Como que no Seda? Te hablé de él - me dice mi hermano.
- ¿A mí?
- Él es Adom – dice con obviedad.
- Espera ¿él es Moda al revés? - todos reímos.
- No me hace ni puta gracia.
- Pero miren nada más - digo con asombro fingido - el señor nunca he cometido un error en mi vida sabe decir groserías.
- Ja ja - le tiro un beso.
- No te enfades, no te puedes enfadar con la chica que te ayudó a realizar el proyecto más importante de la compañía - digo imitando su voz - Por cierto ¿cómo les fue?
- ¡Increíble! Fue fantástico. El hombre quedo impresionado – dice Carter.
- Sobre todo con la idea de Adom - comenta Alan.
- ¿Idea? ¿Qué idea?
- Al chico se le ocurrió la idea de construir la piscina encima de la planta ¿no es genial?
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A través de la máscara (DISPONIBLE EN AMAZON)
RomanceLo bueno de las máscaras es que sólo te reconoce quien siempre te miró a los ojos.