18. El plan

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Me volví a sentar junto al Erick, le tomé la mano para darle fuerzas, aún no se sabía nada del Jeans y el tiempo avanzaba lentamente, cada segundo era eterno, odiaba la espera, odiaba la incertidumbre, odiaba perder el control de las cosas, y lo había perdido, solo esperaba que el Jeans se recuperara.

—Erick, ¿qué fue lo que pasó? — escuché la voz de la mamá del Erick, la tía Karina. El Erick se paró del asiento y fue a abrazar a su mamá. Yo me quedé ahí sentada. El peso de la culpa cayendo sobre mí, era mi culpa, al Jeans le habían disparado por mi culpa.

—No sé mamá, estábamos en una disco y hubo un tiroteo, una bala le llegó al Jeans—respondió el Erick.

—Es culpa de ella—me sobresalté al escuchar la voz de la hermana del Erick, la Sherry, tantos años sin verla. Me paré de mi asiento y enfrenté a las dos mujeres.

—Sherry, no, no es culpa de la Lucía—dijo el Erick defendiéndome.

—¿Le has contado la verdad al Erick? —me preguntó sus ojos conectándose con los míos, enfrentándome. Ella sabía que su hermano trabajaba para mí, pero no toda la verdad.

—No sé de qué hablas Sherry—dije. Era mejor hacerse la tonta en este momento, ya habría tiempo para contarle toda la verdad al Erick, no era el momento. La Sherry soltó una risa.

—Me caías tan bien Lucía, pero tú destruiste a mi familia, por tu culpa el Erick nunca volvió a ser el mismo y ahora el Jeans...—su voz se quebró.

—¡Basta Sherry! Tú no sabes nada—dijo la mamá del Erick parando a su hija.

—Claro que sé mamá, y sé que tú también, es hora de que mi hermano sepa la verdad.

—¿Qué tengo que saber? —preguntó el Erick. Me acerqué al Erick y tomé su mano. Él me miró, sus ojos hicieron conexión con los míos.

—El Jeans trabaja para mí...—dije—por eso le dispararon—vi como los ojos del Erick se oscurecían como el amor que había en sus ojos se transformaba lentamente en odio, al igual que hace una década atrás. Se alejó de mi agarre.

—¿Ustedes lo sabían? —enfrentó a su madre y su hermana. La Sherry rodó los ojos.

—Toda Antofagasta lo sabía Erick—respondió la Sherry—tú eras el único ciego aquí, lo peor de todo esto, es que la mamá lo sabía y lo apoyaba.

—¿Qué? —preguntó el Erick desconcertado—¿Mamá eso es cierto? Después de lo que le pasó al Gonzalo, no puedo creerlo, además ¿por qué lo hacía? No es como si necesitara la plata...—la mirada de la tía Karina se conectó con la mía. Ella lo sabía, sabía toda la verdad...

—Ahora eso no importa, lo importante es que el Jeans se mejore, los dos basta de pelear—dijo dándoles una mirada a sus hijos—Lu, cariño ¿me acompañas a buscar un té? —me preguntó la mamá del Erick. Asentí con la cabeza. Y la acompañé ante las miradas sorprendidas del Erick y la Sherry.

—Tía no hace falta que me defienda, yo soy la culpable de todo esto—ella me tomó la mano.

—Mi niña, usted no es la culpable de nada, era una situación imposible e hiciste lo que creíste correcto, gracias a ti el Erick está vivo, y es una lástima que él no lo haya visto así...

—Sí, pero si nunca lo hubiese conocido, nunca habría estado en peligro...—ella me dio una sonrisa amarga—y ahora el Jeans igual está en peligro por mi culpa.

—No te atormentes por cosas que no puedes cambiar mi niña, ahora hay que tener Fe y rezar para que el Jeans se ponga bien—asentí, aunque yo no creía en Dios, quizás lo hice en algún momento de mi vida, pero después de lo que pasó nunca más lo hice...

Bad Blood || Erick Pulgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora