24. Juntos hasta la muerte

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Después de amenazar a una enfermera me permitieron hablar con el médico a cargo de la salud del Jeans, quien resultó ser un compañero de carrera, era unos años mayor que yo, pero me hizo ayudantías por eso lo conocía. Gracias a él logré ver al Jeans, quién estaba recuperándose de la cirugía.

Entré a la habitación. La máquina que controlaba los signos vitales del Jeans sonaba constante, lo que era bueno porque indicaba que estaba bien. Me acerqué donde él, mi compañero en el crimen, mi protector durante estos años. Sus ojos se abrieron, me vio frente a él y me sonrió.

—Jefa—su voz sonó ronca—los detuve para que no te siguieran—dijo. Sonreí. Puse mi mano encima de la suya.

—Gracias Jean Paul.

—Es Jeans Pool—dijo entredientes. Estaba bien si me corregía su nombre—Ahora ayúdame a salir de aquí—dijo intentando ponerse de pie. Lo detuve poniendo contra su pecho.

—No, no irás a ningún lado JP, aún no te recuperas. Te operaron—él rodó los ojos.

—Solo es una maldita bala en la pierna, tú me la podrías haber sacado, no era necesario que me trajeran al hospital, pero justo llegaron los pacos así que me tuve que quedar ahí como una víctima del tiroteo, si no hubiesen llegado te juro que habría perseguido a esos hijos de puta y me los habría echado.

—Ya calma JP, tú enfócate en recuperarte, además tu familia está afuera preocupada por ti.

—Estoy bien jefa—repitió—hemos tenido heridas peores—solté una risita, era cierto. Tuvimos heridas mucho peores cuando éramos unos jóvenes iniciados inexpertos, nos llegaron muchas balas que pudimos haber evitado—Rusia da la orden para que me dejen salir, quiero matar a esos hijos de puta.

—Tranqui hueón, ahora no, afuera de aquí debe ser un infierno—dije.

—¿Qué hiciste? —preguntó.

—Di la orden JP, entregué toda la información a la policía para destruir el imperio de mi padre y para destruirlos a todos, a los colombianos también, así que deben estar escondidos como unas ratas o buscándome para vengarse de mí, uno nunca sabe.

—Mierda—se rascó la cabeza—tienes que salir de aquí—me dijo. Negué con la cabeza.

—No lo haré, me lo merezco, no soy inocente, ya no.

—Pero rusia, convertirte en una mafiosa lo hiciste con un solo propósito, vengarte de tu padre, destruir lo que él más amaba.

—Lo sé, pero para hacerlo tuve que convertirme en él, en alguien sin sentimientos, en una asesina, una torturadora. No merezco salir libre de todo esto...

—Lucía...

—¡Hijo estás bien! —escuché la voz de la tía Karina. Me alejé del Jeans para que ella pudiera abrazarlo. El Erick también entró a la habitación y me dio una mirada mortal.

—Sí, mamá, solo me duele un poco la pierna—el Erick se acercó a su hermano.

—Tuviste suerte de que no te pasara algo peor—dijo el Erick.

—Sí, mala volá justo llegaron unos hueones a armar una balacera y aunque me escondí igual me llegó una bala.

—No mientas más hermano—respondió el Erick—ya lo sé todo—el Jeans me miró, me encogí de hombros—la Sherry me lo contó todo. Me dijo que eres parte de la red de narcotráfico de la Lucía. Mi pregunta es ¿por qué mierda Jeans? Desde que me empezó a ir bien en el fútbol nunca te ha faltado nada, ¿por qué te involucraste en esa mierda hueón?

Bad Blood || Erick Pulgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora