26. Entregarse

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¿Cómo consolar a alguien que creía haber matado a alguien y que tenía un cargo de consciencia terrible siendo que tú matabas personas todas las semanas y no sentías siquiera un poquito de remordimiento? Probablemente el resto del mundo me llamaría psicópata y quizás eso era en lo que me había convertido, pero este era el costo por intentar recuperar a mi hija y vengarme de los que me la quitaron y por ella yo haría lo que fuera...

—Carabineros de Chile—escuché una voz varonil a lo lejos, probablemente hablando con el guardia de la entrada de mi casa, que es bastante inútil si dejó que el Erick entrara detrás de mí sin detenerlo, pero bueno después me encargaría de decirle a mi padre para que lo despidiera. El Erick se tensó entre mis brazos, me separé de su abrazo.

—Erick ¿te siguieron? —pregunté. Porque la verdad yo era cuidadosa en lo que hacía, además mi padre tenía a los carabineros de su lado así que no creo que nos estuvieran persiguiendo a nosotros.

—¡No lo sé Luci! —exclamó. Me miró con lágrimas en sus ojos, se veía jodidamente asustado.

—Ya, tranquilo, yo voy a salir a ver y me encargaré—él rodeó mi muñeca con su mano, no dejándome ir, miré su mano contra mi piel, mi piel desnuda hormigueó ante su tacto. Tomé una respiración profunda para alejar el maldito sentimiento.

—¿Y qué hago si me buscan a mi Luci? —preguntó. Levantó mi mano libre y puse mi palma contra su mejilla.

—Mira Erick lo que harás es lo siguiente, si te buscan a ti te entregarás

—¿Qué? ¡No!

—Sí lo harás Erick porque si colaboras con la justicia va a ser mejor para ti.

—¿Tú te entregarías? —me preguntó. La verdad es que yo siendo quien soy ahora no lo haría, tengo los recursos para escapar, podría ir a Italia, mi familia probablemente me aceptaría y me esconderían, pero el Erick no es yo y para que pueda cumplir sus sueños tiene que hacerlo.

—Sí Erick, mira, ya la cagaste arrancando, sé que te asustaste, pero esa no es la manera. Te entregarás, te tomarán detenido, asumirás tu culpa y mostrarás tu arrepentimiento, si es necesario llora. Luego te llevarán a juicio y tú tranquilo yo le pediré a mi padre que te ayude con sus contactos en la corte, estarás bien flaco, te lo prometo, ahora suéltame, tengo ir a ver qué onda con los pacos.

—Espera—dijo, lo miré. Soltó mi brazo, luego posó sus manos en mi cintura. Se acercó a mí y juntó nuestros labios, haciendo que un revoltijo ridículo ocurriera en mi estómago. Maldición. El Erick me hacía mal hacia brotar mil sentimientos en mí y eso no debería pasar, no podía tener sentimientos así, tenía que ser una reina del hielo, era la única forma para recuperar a la Bea. Cerré los ojos unos segundos y me dejé llevar por el beso. Permitiéndome sentir todo lo que no podía volver a sentir. Luego empujé al Erick. Tomé una respiración profunda y me compuse, volví a enterrar mis malditos sentimientos—Gracias—asentí con la cabeza y me encaminé hacia la caseta de los guardias.

Salí hacia donde estaban los guardias. El guardia estaba marcando su teléfono. Y habían dos patrullas de carabineros, además de un taxi fuera de la casa. Los carabineros estaban equipados con chalecos antibalas.

—¿Qué está pasando Gaspar? —pregunté al guardia.

—Señorita estoy intentando contactar a su padre, pero no contesta—obvio que no, si mi papá estaba en una reunión con uno de sus socios—los carabineros dicen que vieron a alguien involucrado en algún accidente a la casa, pero no puedo dejarlos entrar sin una orden—asentí.

Bad Blood || Erick Pulgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora