20. Peligro

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El Pablo llegó al hospital y me trajo un cambio de ropa, fui al baño a cambiarme. Me limpié primero porque estaba un poco pegajosa y asquerosa. Luego me quité la ropa que traía puesta. Me puse los pantalones negros de cuero, unas botas militares, una polera negra y la chaqueta de cuero que ya traía. Toda una chica de negro. Me metí las armas en la pistolera, luego me arreglé el pelo, guardé la ropa sucia en la mochila que trajo el Pablo y salí del baño. Afuera me esperaba mi amigo.

—Lu la policía ya empezó a actuar—me dijo apenas puse un pie fuera. Le di una mirada.

—Bien, hasta que al fin sirven de algo, cuarenta años y recién se dan cuenta de lo que está en frente de sus narices.

—Oye, sabes muy bien que se van a querer vengar de ti, tus enemigos, los amigos de tu padre y los colombianos—le hice un gesto con la mirada.

—Que lo hagan Pablo, ya nada me importa, que vengan, que me maten—él me dio una mirada y sabía que por esa mirada me iba a decir algo que no quería escuchar.

—Si hay algo que te importa, algo que está en Estados Unidos, dijiste que después que entregara esos papeles a la policía irías para allá—Un nudo se formó en mi garganta, años buscando eso que perdí hace muchos años y ahora que lo había encontrado no podía irme...

—Lo sé Pablo, pero no puedo dejar al Jeans, no sin saber que va a estar bien, tú sabes todo lo que él hizo por mí—mi amigo asintió con la cabeza.

—Sí, estaba pensando que deberías contarle al Erick toda la verdad.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —pregunté.

—De todo lo que pasó después de lo del Chalo, de por qué el Jeans se unió a la mafia—llené mis pulmones de aire.

—¡No! El Erick no tiene por qué saber nada.

—Lu, le has ocultado la verdad por once años.

—¡Cállate Pablo! El Erick no merece saber la verdad. Tú sabes lo que hizo, lo que dijo ese día...—le di una mirada a mi amigo. Él suspiró.

—Tienes razón, pero...—lo interrumpí.

—Pero nada, ahora iré a preguntar a algún maldito doctor en este hospital, qué mierda pasa con el Jeans o perderé la paciencia y voy a entrar yo misma a ver qué está pasando—le tiré la mochila a mi amigo y me fui a la estación donde estaban los doctores y enfermeras...

2010

Me tomó un tiempo calmarme, mi mente estaba completamente nublada, había hecho todo para salvarlo y ahora él se había lanzado directo al peligro, maldito Erick, todo había sido por nada.

—Tenemos que hacer algo Jeans—le dije, separándome de su abrazo. Me sequé las lágrimas con el dorso de mi mano.

—¿Qué? ¿Qué vamos a hacer?

—Yo sé dónde fue el Erick—me paré del sillón y caminé en dirección a la puerta—necesito que alguien me lleve.

—Pero rusia no entiendo nada, ¿qué hueá está pasando?—lo miré amargamente

—El Erick está metido en problemas con unos narcos, y tengo que salvarlo.

—¿Qué? Pero...—dijo. No lo seguí escuchando porque salí de la casa. El frío me impactó, pero lo ignoré. Mierda, ¿dónde encontraba un taxi un día de navidad en estos barrios? Tenía que llegar a la avenida principal para tomar un taxi.

—Lucía, ¿Para dónde vas?—dijo el Jeans tomándome del brazo.

—A buscar un taxi que me lleve donde el Erick, porque él se llevó mi moto.

Bad Blood || Erick Pulgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora