Chile golea a Japón con un gol del Antofagastino Erick Pulgar. Ese era el titular del Diario de Antofagasta del día de hoy. Tiré el diario en la basura, había pasado tanta agua bajo el puente, cuando lo conocí era una chica tan inocente, tan ingenua, tan estúpida. Suspiré ruidosamente había cambiado tanto durante estos diez años, demasiado, ya ni parecía que alguna vez fui esa chica inocente... ahora solo quedaban los recuerdos de cómo lo conocí...
2009
Hoy iba a hacer una maldad, una maldad que no le había contado ni a mis mejores amigas, Rosalía y Pilar. Era un secreto entre mi mejor amigo Pablo y yo, nadie más lo podía saber, puesto que la Pilar era su hermana y le podía contar a sus padres y ellos por nada del mundo podían enterarse, el papá de Pablo era senador por Antofagasta y se moriría si supiera que su hijo juega a la pelota en un equipo de barrio.
Así que apenas llegué al colegio, el guardaespaldas abrió la puerta del Mercedes Benz en el que venía, asentí hacia él y me bajé del auto.
―Gracias―dije. Él cerró la puerta detrás de mí, luego me siguió. Me giré y lo enfrenté―Oye Manu, no es necesario que me sigas hasta la puerta del colegio, no me va a pasar nada en estos tres metros―le di mi más grande sonrisa.
―Claro que lo es, para eso me pagan, debo protegerla señorita Falcone―respondió Manuel. Le di una sonrisa coqueta.
―Lo sé, pero aquí estoy bien protegida, además que vergüenza Manu, odio que me dejen en la puerta... por favor―dije tomando su corbata y jugando con ella, él suspiró. El Manu era un guardaespaldas relativamente nuevo y era joven, y estoy segura que estaba enamorado de mí―Por fis―batí mis pestañas hacia él.
―Algún día perderé mi trabajo por su culpa señorita Falcone, pero está bien, solo porque González―mi chofer―no está.
―Gracias Manu, eres el mejor―dije. Me acerqué a él y besé su mejilla. Luego caminé hacia la entrada del colegio moviendo mis caderas provocativamente. Cuando ya estuve a una distancia segura me volví, dándome cuenta que el Manu ya se había ido.
Corrí hacia el parque que estaba a la vuelta de la esquina de mi colegio. Ahí estaba mi amigo Pablo esperándome, corrí donde él y lo abracé.
― ¿Nadie te vio? ―me preguntó.
―Absolutamente nadie, amoroso―dije dándole un beso en la mejilla.
―Ya, vamos entonces. Traje mi moto para que nadie nos reconozca―solté una risa, ni siquiera tenía licencia, pero nadie le iba a decir nada, era el hijo del senador de la región, además a mi padre todos lo respetaban por alguna razón...
Llegamos a la cancha donde se iba a realizar el campeonato de fútbol organizado por la minera escondida, mi amigo Pablo me dejó en las gradas mientras él iba a reunirse con su grupo de amiguitos. Yo me senté ahí disfrutando de la escasa libertad que tenía, no podía salir a ninguna parte sin un guardaespaldas...
Saqué un chupete de frutilla y me lo metí en la boca mientras veía como jugaban unos niños a la pelota. El viento impactaba mi rostro, se sentía maravilloso, cada vez que podía disfrutaba de mi libertad y casi siempre era gracias a mi amigo Pablo, él era un rebelde, en cambio yo no, era más tranquila, no me caracterizaba por desobedecer a mis padres, pero él me persuadía a hacerlo...
Estaba disfrutando de la tranquilidad, hasta que un fuerte golpe en mi frente me distrajo. Mierda, quedé aturdida, tanto que boté el chupete con el que jugaba en mi boca al piso. Tomé mi frente con mi mano. ¡Dolía demasiado!
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Bad Blood || Erick Pulgar
FanficSoy Lucía Falcone y esta es la historia de cómo mi loco amor se transformó en mala sangre